lunes, 5 de octubre de 2020

La turra del domingo. Parte 5000

El mundo entero se aparta ante un hombre que sabe adonde va. Yo no tengo ni puta idea. Pero ni de lejos. Y este blancazo mental me ha venido, para más inri, después de un chungo que a poco estuvo de llevárseme por delante y en medio de una pandemia que lo está destruyendo todo. Genial. El momento perfecto. Yo oportuna, como siempre.

Aunque bueno, sí, bien pensado en realidad es el mejor momento, porque si la cosa es PARARSE a averiguar dónde leches está el siguiente destino, cuándo mejor que cuando está todo PARALIZADO y tienes horas y horas de arresto domiciliario para darle al coco. Y eso estoy haciendo, claro, intentar resolver el puzle. Saber qué quiero para poder ponerme a ello. Y como no lo consigo, ni estoy mínimamente cerca, leo, me informo, veo videos de youtube, escucho podcast... Y cada vez me siento más lejos de la solución.

Porque claro, ahora parece que el principal problema en lo que llevo de periplo vital ha sido mi falta de seguridad en mi misma, mi necesidad externa de aprobación, mi baja tolerancia a la incertidumbre y mi escaso acierto a la hora de tomar decisiones. Bien, pero es que si tomo decisiones de mierda, cómo voy a fiarme de mi a la siguiente, ¿no? Y no sólo eso. Resulta, además, que parece que en mi cerebro aparte de una yo inútil que no da una, tengo también otra yo que se dedica a buscar explicaciones racionales, sensatas y convincentes para no hacer cosas que igual tendría que hacer. Que me convendrían. Que me acercarían a lugares a los que quiero (¿creía que quería?) llegar. Una yo que me la da con queso, vaya. Y nunca he podido (y ahora menos que nunca) distinguir la yo timadora de la yo real. Porque la tía es muy buena en lo suyo, sus bolas son indetectables y no tengo claro hasta qué ámbitos llegan. De verdad que ya no sé lo que es cierto y lo que no, sobre lo que pienso de mi misma, de mis capacidades, sobre lo que percibo de la realidad, de mi relación con los demás, de mi trayectoria hasta ahora. Que igual todo lo que creía saber que era de una manera es de otra. Que a lo mejor llevo toda la vida pensando que soy una manzana y resulta que soy un melocotón y por eso no cuadra nada. No funciona nada. Eso explicaría mi caos perpetuo, ¿no? La cosa es que si yo no consigo distinguir los invents de mi yo timadora de la realidad, alguien tendría que venir a iluminarme desde fuera, en plan, "no, no, mira, esto es blanco, esto es negro y tú eres una sandía. Parte de ahí y tira pa'lante". Pero, ¡ay, amigos! Volvemos al principio del párrafo: ¿No hemos quedado que toda esta movida empezó porque no me fiaba de mi misma y buscaba fuera la información, la validación que no encontraba dentro? Pues eso, la pescadilla que se muerde la cola.

Así las cosas, aplico eso de "si no puedes deshacer el primer nudo del ovillo, simplemente pon el ovillo a un lado y sigue a lo tuyo". Y eso hago. O lo intento. Y vuelvo a preguntar, con la mente en blanco: ¿Dónde quiero ir? Y os podría escribir otro infumable párrafo contando lo mal que va la búsqueda de respuestas pero por suerte para vosotros he encontrado una imagen en twitter que lo resume bastante bien. O por lo menos una parte del tema. Así que os libráis por hoy. 





Que tengáis buena semana. Y por la sombra, bombones.

2 comentarios:

  1. Ja, ja, ja...
    Si has encontrado ESE dibujo es que hay alguien más como tú.No estás sola...ya es algo.

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  2. Pseudo, mal de muchos consuelos de tontos, ¿no? jajajaja Pero sí, el dibujo es genial, y es tan yo que cuando lo vi en twitter pensé "¿quién leches ha entrado en mi mente para inventarse un dibujo?" jajajaja

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.