miércoles, 15 de abril de 2020

Escribir en tiempos de coronavirus XIV: el pico de la curva de la histeria

Hoy, por fin, he llegado al pico de mi particular curva de confinamiento, un punto crítico, una fecha clave que marcará un antes y un después en mi encierro.

Españoles: hoy me he vestido.

Ovación cerrada, que sólo me ha costado un mes. ¡Aleluya, hermanos!

Bueno, a ver, tampoco hasta ahora iba en pijama, ¿eh? No he aplicado un ERTE entre mis sujetadores, pero tampoco he salido en ningún momento de mi zona de confort (nunca mejor dicho) de chándal, mallas y sucedáneos. La excusa era que en algún momento del día iba a hacer deporte y que cambiarse pa'ná es tontería. Pero vaya, que excusas aparte, chándal computa como pijama aquí y en Lima, no hay nada que debatir.

Mi dejadez estética está bastante ligada a que, con pandemia o sin ella, el cuidado de mi imagen no está muy arriba en mi escala de prioridades pero también a que pienso demasiado a menudo que vamos a morir todos, de coronavirus, de hambre o en la Guerra Mundial que al final traerá este movidón. Y chico, si esto es el Apocalipsis, qué más dará lo que lleves puesto...

Mi YO racional intentó al principio ignorar y aislar a mi YO histérico, pero los pensamientos negativos se diseminan rápidamente y ya hay contagio intracomunitario, así que no ha quedado más remedio que rendirse, keep calm y tratar de aplanar la curva de la histeria. Y en ello estamos, pasito a pasito:

-Primero comencé a  extremar las medidas de higiene mental y reducir el contacto con la información sobre el bicho. No lo he conseguido del todo en cantidad, pero sí en calidad: sigo leyendo todo el día del tema, pero cosas menos dañinas, lo que aminora considerablemente la carga viral. Algo es algo.

-La segunda fase contemplaba medidas capilares para explorar si hay vida más allá de la coleta de caballo. Las primeras experimentos con la plancha parecen apuntar a que es así y que sería posible andar por mi superguarida sin parecer una paciente recién fugada de una institución psiquiátrica.

-A tenor de los resultados, me he atrevido a iniciar una desescalada de la distancia social con algunas prendas de mi armario. Hasta ahora sólo había salido del confinamiento mallas, chandals y algún vaquero para las expediciones al super, pero hoy le he dado la oportunidad a unos pitillos y una chaqueta. Y en un arranque de optimismo pienso ponerme tacones para salir a aplaudir al balcón. Me los voy a quitar en cuanto acabe, claro, soy optimista pero no estoy loca.

-Los siguientes pasos del plan contemplan pintarme los labios con el color más estridente que tenga y continuar en sucesivas jornadas con otras áreas de la cara, pero como diría Fernando Simón, hay que ser muy prudentes porque los datos no son aún definitivos y no conviene extraer conclusiones precipitadas.

Parafraseando a todos los expertos, no hay que darle importancia a las cifras diarias, sino constatar una tendencia. Y la tendencia es que mi curva de la histeria se está aplanando y que confío en que pronto comience a descender.

Ojalá.

5 comentarios:

  1. Como todo tienes unas fases que hay que pasar, queramos o no, mejor déjate llevar 😉

    Besos.

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  2. Es lo que toca ahora, yo no me quito el pijama. Me pongo una chaqueta o sudadera y saco a la perra XD

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  3. Yo como solo tengo unas mallas y ningún chándal, he tenido que vestirme todos los días, de estar por csa, pero vestida.Además lo de tener que dar ejemplo...ayuda.

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  4. Pues desde el primer dia vaqueros y camisa. Va a sonar pijo total pero como la señora que nos echa una mano en casa no puede venir (y soy de los que cree que la ropa pasa directamente del cubo de lavar al colgador planchado) me llevo bronca de mi santísima amenazándome de que me voy a planchar las camisas yo como siga yendo a camisa por día como si trabajara.
    Lo segundo es el tema capilar que ya voy camino de robinson crusoe y los jackson five.
    Mira este tema me gusta, igual en el siguiente post de mis coronavirus charro de ello.

    Besis.

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  5. Devoradora, si me dejo llevar, con mi tendencia negativa natural, me hago bicho bola, me pongo en posición fetal en un rincón de mi habitación y no vuelvo a salir jamás. Así que mejor no dejarme llevar jajajaja

    PapaCangtrejo, jajaja, salir en pijama ya es high level. Bueno, yo al balcón sí que he salido en pijama a aplaudir, pero más allá de eso me pongo vaqueros jajaja

    Pseudo, ahí le has dado, lo de tener que dar ejemplo es clave, creo que si yo tuviera que hacerlo también me vendría bien

    ECDC, hombre, es que tu señora es una santa, la plancha es el mal, yo no uso nada que necesite plancha, así que si en mi casa alguien lo usara, DESDE LUEGO se lo plancharía él/ella. Y si no, camiseta o "la arruga es bella". Desde luego, si yo no plancho lo mío no voy a planchar lo de los demás. Tu señora es una santa jajaja

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.