lunes, 13 de abril de 2020

Escribir en tiempos de coronavirus XIII: INMUNIZADOS, los nuevos superhéroes

Por ahora estoy teniendo una suerte gigante con el puto bichillo que de momento (cruzo los dedos) está pasando de largo de mi familia y amigos. A los pocos que ha visitado lo ha hecho levemente y sin estridencias, así que todavía puedo hablar con ellos en modo coña. Y a todos les digo lo mismo: que son unos privilegiados porque cuando hayan mandado a tomar por culo al maldito bastardo estarán inmunizados lo que, en el mundo postpandemia, será como tener superpoderes.

Viniendo de una saga superheroica como la mía, comprenderéis que si de algo entiendo es de tener capacidades extraordinarias. A los que le den pal'pelo al bichillo les llamarán LOS INMUNIZADOS (alias poco original pero sin duda de la misma contundencia que LOS INMORTALES) y bueno, van a ser los reyes del mambo, amiguis. Para empezar irán por la calle sin miedo, porque ellos tienen un escudo para un virus contra el que la supervelocidad y la superfuerza de algunos de mis compas de gremio no sirven de nada. Serán los primeros que puedan volver a currar y seguramente los primeros a los que dejen salir sin causa de extrema necesidad. Ríete tú de los privilegiados que hasta ahora sacaban a pasear al perro, van a parecer unos pringados a su lado.

Y eso en cuanto a lo estrictamente sanitario, pero este maldito bastardo trae de regalo, dos por uno, un bofetón económico que lo vamos a flipar en colores. La que se nos viene encima a todos es de agárrate y no te menees. ¿A todos? Bueno, no, aquí también va a haber unos cuantos privilegiados a los que esto les ha pillado en medio, tienen mogollón de curro y se están haciendo de oro.Voy a excluir de esta clasificación a los infraseres que especulan con material sanitario pidiendo precios estratosféricos por artículos necesarios en todo el mundo para salvar vidas porque no creo que se les pueda calificar ni de humanos y me dan ganas de vomitar. No me refiero a estos hijos de la grandísima puta, sino a la gente que se dedicaba a una actividad tan necesaria que ni el virus ha podido pararla o que ha tenido posibilidad de adaptarla al confinamiento o de convertirse en una forma de hacer la cuarentena más soportable. Hay ganadores claros, desde luego:

-El jefazo de Mercamola, que no se ha visto en una así en su vida desde que se desató la histeria del papel higiénico y sucedáneos.

-Fabricantes de harina, levadura e ingredientes varios de repostería casera o, usando el término técnico, salvavidas de padres que ya no saben como entretener a sus pequeños.

-Productores de desinfectantes, jabón y alcohol, porque, quién se lo iba a decir a ellos, en realidad fabricaban armas contra el virus. Eran industria bélica y ellos sin saberlo.

-Marcas de alcohol del otro, del de "después de un copazo la vida se ve de otro color y la cuarentena es menos cuarentena".

-El jefazo de Netflix y plataformas parecidas de ocio audiovisual. Otros que tal bailan. Ni me voy a molestar en explicarlo porque sabéis que el encierro pandémico sin series y pelis acabaría pronto: saldríamos a las ocho a aplaudir al balcón y luego nos tiraríamos para no soportar más el sufrimiento.

-Internet y los que saben como arreglarlo si se rompe. Fundamentalmente porque sin Internet no hay Netflix ni porno y luego ya si eso por lo del teletrabajo, la enseñanza on-line y demás. Si, estoooo, por eso también, claro, claro.

Esos van a salir  de esta pandemia como forzudos de circo o el primo de Zumosol y ya si luego les viene un tortazo económico lo van a encajar con más soltura. Quién estuviera en su equipo, oye...

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