Un consejo os voy a dar desde el fondo del alma, con todo el amor de mi corazón y así de gratis: no juguéis al amigo invisible si tenéis unos amigos que son unos hijos de p*ta. Incluso aunque sean unos hijos de p*ta con buena intención. O especialmente si lo son. Que no es que lo diga por experiencia propia ni nada, ¿eh? Qué vaaaa...
Pues eso, que cual troll porculero, aprovechando la impunidad que le brindaba ser invisible, mi "amigo" (por decir algo) me regaló unos guantes PRECIOSOS, un boli tan bonito que me explota el corazón y... esto.
Sí, queridos lectores, sí, ahí donde lo tenéis no encontró mi amigo invisible otra cosa en la tienda que me avergonzara más para dármela delante de una legión de otros amigos de un nivel de hijoputismo gratuito tan alto o más que el de aquí el ínclito regalador. Las risas que se echaron a mi costa aún resuenan en Japón y deben de estar llegando ahora a los de las afueras de la Galaxia Andrómeda. ¡Madre del amor hermoso, qué cortazo!
Dos horas me costó que se me fuera el rojo fosforito para recuperar el color natural de mi mejillas y el trauma me duró un poco más. Hasta que decidí que oye, si hay que reírse, aquí nos reímos todos, yo incluida, aunque el chiste sea yo misma. Así que he pensado que voy a hacer el reto, que igual hasta resulta que mi "no-amigo" invisible me lo compró con la mejor intención porque creía que me hacía falta y que me iba a aportar algo positivo.
Y chico, puestos a pasar vergüenza, la paso toda de golpe y a la vez que hago el reto lo retransmito en vivo y en directo en este mi blog para que también os riais vosotros. Total, los riesgos están controlados: mi anonimato me brinda una capa de invisibilidad que me protege de morir de corte. (Esperemos).
Así pues, cada día me sacaré una tarjetita del cubo ese y no sé qué me tocará hacer: unas veces atreverme a algo, otras pensar, otras dejar de darle tanto al coco... Ya lo iremos viendo en una serie de entradas que aún no tiene nombre. Tendría que llamar estos posts con algo pasteloso, en plan título de culebrón venezolano como el "reto del amor" o "la apuesta del corazón", pero voy a dejarme que cursilerías y a jugármela con algo más potente y más raruno, que vaya con mi estilo. No sé... ¿Qué tal el Desafío Aórtico? ¿Suficientemente potente?
Esperemos que sí, porque la que me espera es fina
FI-LI-PI-NA
Saca una tarjeta al día, pero para reírte un rato, lo buena de estas bromas es que siempre se pueden devolver.
ResponderEliminarjaja, está todo inventao. No sabía que existían kits de seducción de 30 días. Pues hala, ¡a jugar!
ResponderEliminaryo vi el cubito para estar Zen!! quizas ese te sirva más
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