Ni se me ocurre hacer balance de 2024 porque ha sido un año de mierda (con todas las letras, no se merece ni que le ponga un asterisco) lleno de un dolor intensísimo, una rabia incandescente que casi se me lleva por delante a mi y a todo lo que arrasara en mi camino y una desesperanza inmensa, brutal, penetrante hasta lo más profundo de mi ser.
Lo he pasado tan mal, TAN MAL, que en mucho momentos he creído de verdad que no iba a superarlo porque no sólo no podía (no tenía más fuerzas), sino que no quería, ya no me merecía la pena, no estaba dispuesta a seguir consintiendo esta tomadura de pelo.
Así que me voy a quedar con eso, con que a pesar de los pesares, sigo aquí, pataleando con todas mis fuerzas para salir a la superficie. Porque aunque por estos lares no haya hecho más que quejarme, en la vida real he hecho todo lo posible para sanar. TODO. Y aunque estoy lejos de la meta, por lo menos sigo en la carrera, algo que no ha estado nada claro en algunos momentos de 2024.
Ahora necesitaría que el 2025 abra un poco la mano, que colabore con la causa, que reme a favor, que ponga un algo de su parte, porque sólo con la fuerza de mis pataleos vamos a velocidad de tortuga. Y si hay un momento para confiar en la magia de los nuevos comienzos es este.
Si alguien tiene enchufe con el nuevo, no me vendría mal que me echara un cable. Yo de momento, como se me ha acabado la gentileza y la amabilidad, se lo voy a pedir con vehemencia:
¡¡2025, COLABORA, COÑO!!
(por favor)
No se eres la
ResponderEliminarunica ,
lamentablemente.