martes, 30 de julio de 2024

Primeras conclusiones velerísticas

 ¡¡¡Ehhhh, bombones!!!

¿Cómo va el veranito? ¿Vacaciones?

Ay, no, olvidad la segunda pregunta. No saquemos temas tristes, que a mi se me acaban mañana y ya he tenido que reprimir seis intentos de mi yo loca de coger un avión hacia ninguna parte para no volver nunca. Tengamos la fiesta en paz.

Pues eso, que he estado de vacaciones rodeada en todo momento de alguna forma de agua salada y arena. Después de casi quince días tengo un color bronce en la piel que me gustaría pensar que es melanina, pero que sospecho que tiene buena parte de salitre, tierra y roña en general. Lo que viene a ser un peeling en plan artesano, vaya. 

Y es que, como os conté a lo cutre antes de zarpar rumbo a lo desconocido, he tenido una nueva aventura acuática. Un barco, de nuevo, aunque bastante más pequeño que el de hace 12 años. Así que las conclusiones son pelín diferentes:

-Nunca hay que fiarse de las fotos, ni en Tinder ni en cuestiones náuticas. Los 14 metros que parecen un palacio en internet se ven preocupantemente pequeños a la hora de soltar amarras.

-Nunca hay que fiarse del ojo humano. Cuando te dicen que ocho personas con su comida de una semana van a caber en el mini yate de Polly Pocket te ríes con incredulidad. Cuando entra todo, te das un puntito en la boca. 

-Pocas cosas más tranquilizadoras antes de empezar tu primera travesía marítima que una charla de una hora sobre donde están los chalecos salvavidas, el botiquín y cuál es el canal de la radio para pedir socorro.

-El Tutuki Splash de Port Aventura está inspirado en hechos reales, pero es una versión libre. MUY libre.

-Una biodramina es poco y dos son demasiadas. Un consejo de amiga.

-La playa siempre, y cuando digo siempre quiero decir SIEMPRE, está más lejos del barco de lo que parece.

-Ducharse con agua dulce y jabón es una necesidad secundaria. La piel desarrolla enseguida resistencia al salitre y pronto lo convierte en una capa protectora. Ni los rayos ultravioleta más potentes consiguen penetrar hasta la epidermis.

-Constructores, si se os acaba el cemento, agua de mar, champú y espuma de rizos. Ni una radial logra desapelmazar semejante engrudo. Una idea que os dejo aquí, de gratis, porque las vacaciones me vuelven generosa.

-Ni el oro, ni los diamantes, ni las criptomonedas. El bien más codiciado es la sombra y en su búsqueda cualquier superficie es asiento como cualquier agujero es trinchera. Unas escaleras, comodísimas. La parte menos uniforme del casco del barco, maravilloso. El final del palo mayor, gloria bendita.

-Ante cualquier intento de desalojo, siempre hay que hacerse la loca. "¿Una semana en el velero? ¿Yo? No, no, qué va, yo acabo de subir, soy de la tripulación del siguiente viaje. ¿La melena con el cepillo incrustado como la espada en la piedra de la leyenda del rey Arturo, que quien consiga sacarla será el verdadero monarca?  No sé de qué me hablas, este peinado es la última moda, no estás en la onda"

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2 comentarios:

  1. Hola. He empezado a seguir tu blog hace poco y me parto de risa con muchas cosas, como con esta entrada.
    Muchas gracias por tu blog.

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  2. Antonio, bienvenido, gracias por leer y por lo que dices de las risas, eso intento, reirme y que os riais (cuando se puede ;P)

    Speedy

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.