lunes, 1 de mayo de 2023

Prima hermana de Dory

Siempre he sido una persona bastante dispersa, pero de un tiempo a esta parte empiezo a acercarme peligrosamente al nivel de concentración y memoria de Dory, la de Buscando a Nemo. Es que mi mente va por libre, de verdad os lo digo. No ya que tenga varias pestañas del ordenador abiertas y que al cambiar de una a otra se me olvide lo que iba a hacer porque me despisto con algo. Que bueno, eso mal, pero lo puedo aceptar. Pero es que cada vez me es más difícil mantener la concentración en cualquier cosa un tiempo razonable, me cuesta lo que no está escrito leer textos largos de no ficción, me resulta casi imposible no leer en diagonal mucha información en pantalla. 

Y pensaba que si a mi me ocurre esto, que me he pegado media vida sin usar apenas dispositivos electrónicos, que no les pasará a los chiquitillos que han tenido un móvil y una tablet en cada mano desde que nacieron. Que seguro que alguna parte del cerebro se les ha modificado ya y les pone cada vez más difícil concentrarse en contenidos densos y formatos analógicos. Luego que els cuesta engancharse a la lectura. Pues sí, claro, pero es que se lo estamos poniendo difícil, la verdad.

La cosa es que leyendo sobre esto en este artículo, me encontré con esta otra idea en la que no había pensado y que aún me chocó más.

"También impacta reflexionar sobre cómo los niños actuales viven una existencia con una agenda ya preparada y sobreprotectora, sin poder tener todas aquellas experiencias (el juego libre, los retos de la calle, las dinámicas jerárquicas, sacarse de apuros, inventar, explorar y descubrir) que, en un primate, son necesarias para desarrollar una oportuna estructura mental, perceptiva y emocional. Estos niños son como los macacos de los laboratorios, que nacen en una jaula y viven su desarrollo en un ambiente constreñido y artificial, sometidos a tareas y pruebas constantes. Sin su ambiente físico y social, el animal no puede recibir aquellos estímulos que, conforme un programa evolutivo de millones de años, son indispensables para activar y canalizar la formación de su capacidad mental."

Porque, bien pensado, tiene razón, ¿no? Nuestros pequeños saben inglés, informática, música y practican dos millones de deportes en un horario estresante que no les deja tiempo libre para lo que ellos quieran. Y no sólo eso, sino que esa agenda imposiblemente completa les convierte en pardillos que saben mucha teoría, pero muy poco de la práctica real, porque no han tenido tiempo de encontrarse con problemas inesperados y resolverlos. 

Y al final la vida va de eso. De ir apañando cada marrón random que te cae encima para poder pasar a la siguiente pantalla del videojuego de la vida. Si no practicas en las primeras, mal te va a ir en las siguientes. Y al final se nos va a llenar todo de jugadores bilingües y muy formados que se quedan atrapados para siempre en la pantalla 1.

3 comentarios:

  1. Yo no les lleno la agenda con multitud de actividades, la verdad, es que no quieren, prefiero que jueguen. De todas formas, eso de tanta actividad extraescolar en muchos casos es para estar más libres, no todos claro, pero muchos.

    ResponderEliminar
  2. Son otros tiempos.
    La mayoría de los niños de ahora no han conocido, ni conocerán, las tardes interminables perdidos en las calles que terminaban cuando empezaban a llamarnos nuestras madres a gritos desde los balcones.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. PapaCangrejo, lo de las extraescolares de los peques tiene mucha miga, sí

    Devoradora, volver a casa cuando se enciendan las farolas. Eso era lo que nos decían a mis hermanos y a mi

    Speedy

    ResponderEliminar

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.