jueves, 5 de septiembre de 2013

¡¡MILAGRO!!

Como dice la canción, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Ha pasado algo totalmente inesperado, un bombazo informativo de los que hacen época. Pero para que entendáis la magnitud de este hecho sin parangón, tengo que empezar por el principio, que hay cosas que aún  no han salido por aquí. Aunque no sé si debería contaros esto por cuestiones de seguridad internacional, la verdad. Pero bueno, vosotros sois de fiar y la audiencia de este blog últimamente tampoco es para tirar cohetes, así que no creo que haya peligro.

Yo vivo en una superguarida alquilada. Esto tiene muchos inconvenientes y unas pocas ventajas, como que es mi casero el que tiene que pagar el mantenimiento del Rayo de Vigilancia de Malvados, que para eso es suyo y no mío. Hace un año el tormentón del siglo se cargó todos los sistemas de seguridad de este dispositivo y lo dejó totalmente inutilizado. Cuando pasó yo, amablemente, le comuniqué el problema a mi casero y le aconsejé que lo solucionara cuanto antes, porque el mundo estaba muy desprotegido sin ese aparato. Y el tío no me hizo ni caso, oye, como si oyera llover.

Dos semanas después, en vista de que el inútil ese no se coscaba y que la Humanidad seguía en peligro, me armé de paciencia y llamé a su oficina:

-(Speedy).- Blablablá la tormenta, blablablá, el rayo, blablablá si no lo arregláis vamos a morir todos.
-(La lerda de la oficina).- Ah. pues eso es cosas suya, llame a su seguro
-Vamos a ver, yo no tengo que asegurar nada, el rayo es vuestro, el seguro lo pagáis vosotros. ¿O también queréis que pague la ortodoncia de los hijos de todos los de vuestra oficina?
-Nosotros le dimos el rayo en perfectas condiciones, si lo ha roto usted, usted lo paga.
-Pero es que no lo he roto yo, lo ha roto la tormenta.
-¿Estaba bien cuando se los dimos?
-Pero el caso es que ahora está estropeado y la Humanidad...
-¿Estaba bien cuando se los dimos?
-Te recuerdo que el mantenimiento es vuestra responsabilidad y...
-¿Estaba bien cuando se los dimos?
-Pásame con tu jefe, anda, que tú has entrado en bucle y me estás poniendo tan cardíaca que al final no me voy a poder contener y te voy a freír con los rayos que me salen por los ojos.

Hablé con su jefe, con el jefe de su jefe y con el jefazo total, todos al mismo nivel de inutilidad absoluta de la lerda del teléfono y mis niveles de cabreo empezaron a descontrolarse. Mi amabilidad inicial se transformó en seriedad, luego en severidad y al final llegaron los gritos y las amenazas de romper unas cuantas piernas. En concreto yo las de todos los de esa oficina de inútiles. Parece que la demostración de buen talante al más puro estilo Capone funcionó y por fin dijeron que arreglarían el rayo. Yo me quedé medio tranquila hasta que dos meses después seguía sin saber nada del tema y llamé para recordarles mis argumentos de peso:

-¿Qué taaaaaaaaaaal? ¿Habéis visto los pantalones tan preciosos que se llevan esta temporada? Es una pena que vosotros no vayáis a tener piernas en las que ponéroslos...
-Ah, sí, sí, el rayo, ahora vamos.

Al día siguiente aparece en mi superguarida un operario rumano que mira 5 segundos el dispositivo y dice que lo deja niquelao en dos patás con un poco de masilla. Dos días después vuelve el genio ese con su jefe diciendo que lo habían visto mal, que el rayo está roto por la base, que hay que cambiarlo entero y que cuando encuentren uno del mismo tamaño y potencia me llamarán.

A estas alturas ya vais cogiendo a qué ritmo va esta historia así que no os sorprenderá cuando os diga que no supe nada de ellos hasta que tres meses después me llamaron con esta buena nueva:

-Ya tenemos un rayo que sirve, pero los de la oficina de inútiles no nos aprueban el presupuesto, llámales tú a ver si hay más suerte.

Y me faltó tiempo, claro

-Holaaaaaaaa, ¿¿¿¿¿qué taaaaaaaaalll????? Iba a compraros un esmalte de uñas precioso, pero después he caído en que sin brazos y piernas no vais a poder usarlo...

El presupuesto se aprobó al día siguiente pero, inexplicablemente, allí nadie me arreglaba el rayo. Cuando llamé al rumano para preguntarle, me dijo que le felicitara, que había encontrado a la mujer de su vida y que se volvía a su país para casarse con ella, que los de la oficina de inútiles buscaban nuevos operarios y que el proceso para arreglar mi problema empezaba de cero. Yo le di la enhorabuena por su próxima boda, colgué y traté de ahorcarme con el cable el teléfono.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡OTRA VEZ NOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!

Contra todo pronóstico, antes de verano y después de 10 meses con el rayo roto, fue uno de la oficina de inútiles el que me llamó a mí:

-¿Ya le han arreglado el dispositivo?
-¿Te estás cachondeando?
-No, no, que yo soy nuevo y he visto que se ha traspapelado su expediente... lo voy a volver a cursar.
-Haz lo que quieras...
 
Qué queréis que os diga, a esas alturas me había rendido. Lo siguiente a partirle las piernas a alguien es liquidarle, pero lo muertos no pagan reparaciones de Rayos de Vigilancia, así que me iba a quedar igual. A la Humanidad le tocaba aprender a sobrevivir sin el aparato, no quedaba otra. Y cuando ya estaba totalmente resignada, ayer suena mi teléfono

-Hola, te llamo de parte de la oficina de inútiles, creo que tienes un problema con un rayo, ¿me puedo pasar ahora a verlo?

Pensaba que me quedaban por delante otros 10 meses de calvario, pero dos horas después el operario nuevo me había cambiado el rayo por uno nuevo, detectado y reparado un fallo en el escudo protector de mi superguarida del que yo no me había dado ni cuenta y llamado a los de la oficina de inútiles para instalarme unos misiles nuevos en el techo. ¡¡ÉL SOLO!! Sin que yo tuviera que pedirle nada... Creo que me he enamorado.

Y que los milagros existen.

8 comentarios:

  1. Equivocaste tu técnica, amenazar a los operarios por teléfono no sirve de nada. Hasta que no empiezas a mandarles ratas muertas por correo no hacen caso ;P

    Me alegro de que hayas encontrado el amor.

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  2. Neni, que envidia más repugnante me ha dado que hayas encontrado un "señor arreglalotodo útil"... no tendrás su teléfono y eso?? Felicidades por la paciencia que te ha otorgado "elquesea", porque yo, no hubiera sido capaz de aguantar ni a la segunda llamada, ... en fin, por algo tu, tienes superpoderes y yo, no... je... muá

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  3. ¡Enhorabuena! Si es que ahí está la clave de la cuestión, dar con la única persona posible dentro de cada imparable cadena de despropósitos que sepa lo que hay que hacer y esté dispuesto a hacer su trabajo sin joderle la vida a nadie. Enhorabuena, insisto. Shangri-La es más fácil de encontrar que esto... Pero si me da por hacer esa expedición, que sepas que me acompañas como experta en localizar imposibles. He dicho.

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  4. Estaba tolrato pensando en El Rayo que no cesa. Que bonita suma de poemas de Miguel Hernández.
    Me alegro del milagro, querida. A veces cuando menos te lo esperas, zasca, tenamoras.

    Besos

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  5. Y yo que pensaba que el milagro era que te habían aprobado el alemán!!! vaya desilusión!!

    Lo que te quería decir mi primo el otro dia es que hay gente que repite curso solo para seguir al lado de algún compañero/a. Es que el chaval a veces se atasca por su problema con el alcohol y el sexo de pago.

    Por cierto qué fue del de los tatuajes??

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  6. mil años después lo arreglaron... no les diste una palmadita e la espalda con su "muy bien muchachote"? xD

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  7. Por eso me gustan las aventuras de las superheroinas: por sus grandes historias de suspense pero con final feliz. ;D

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  8. Doctora, ¡ratas muertas! Gran idea! Se me tendrías que haber ocurrido a mi! jajaja

    Esther, no es paciencia, es que no me quedaba otro remedio, si ni siquiera reaccionaban ante amenazas físicas, ¿qué me quedaba por hacer? Pues resignarme, qué remedio! ;P

    Juan, pues yo creo que la clave está en eso, en que di con uno que tenía ganas de trabajar, cosa que no es tan fácil como parece ;P

    Fle, jajaja, mi rayo tiene poco que ver con el de Miguel Hernández... mucho mejor el suyo, donde va a parar ;P

    Hombre, ECDC, aprobar alemán no sería un milagro... sería algo todavía mejor que un milagro. No me caerá esa breva, no, joooooooo ;P

    Pimiento, pues ganas no me faltaron, no ;P

    Tarambana, no siempre tienen final feliz estas historias... esta vez ha habido suerte. Ya veremos la próxima jajaja

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.