Esto lo dije en su día, allá por el Pleistoceno superior, cuando empezaba con el blog y no me leía ni el tato. Un verano más, me toca enfrentarme a hordas de becarios nuevos y sigo pensando exactamente lo mismo. Así que insisto.
La mayoría de la gente cree que los superhéroes venimos de otro planeta, nos transformamos porque nos muerde un bicho radioactivo o somos el resultado de algún experimento. Y esto sólo es cierto a medias. Los superhéroes no sólo nacemos, también nos hacemos. Aprender a manejar poderes extraordinarios no es fácil y casi nadie lo hace solo, como aparece en las películas o en los comics. Para convertirse en un eficaz defensor de la justicia, hace falta esfuerzo, dedicación y bastante ayuda. El mejor truco es aprender de los experimentados porque en la lucha contra el mal, como en todo, más sabe el diablo por viejo, que por diablo.
No es que tengamos escuelas de Superhéroes como los X-Men (qué desilusión, ¿eh? Ya me imagino que más de uno pensaba pedirme una visita guiada por estos centros), pero sí que tenemos becarios que nos acompañan en las aventuras más sencillas. No los habéis visto porque cuando se libra una batalla, entre la adrenalina, la emoción y el riesgo de muerte, nadie se fija en los detalles. Pero los becarios están ahí, discretos, callados, absorbiendo conocimientos.
O al menos, antes era así. Las nuevas generaciones han cambiado mucho. A la mayoría no les interesa nada, ni tienen la más mínima ilusión. Parece que te acompañan por obligación. Que te dan ganas de decirles: "A ver, hijo mío, ser superhéroe no es fácil. No tienes horarios fijos, ni tiempo para ti, ni seguridad social ni pensión de jubilación cuando te retires. Te va a costar años hacerte un nombre y en cuanto te retires caerás en el olvido en menos de un segundo. Si este trabajo no te encanta, si no es tu vocación de verdad, déjalo ya y no pierdas años de juventud. Estudia oposiciones y hazte funcionario, que es lo mejor para llevar una vida tranquila".
Y que conste que yo entiendo que los comienzos son duros. Porque los becarios participan en la misión, pero luego no salen en la foto de portada del periódico y el público no les aplaude. Y además tienen que hacerse cargo de las tareas más tontas, para ir practicando. ¡Pero son sus primeras aventuras, deberían hacerles ilusión! "Vale, has bajado a un gato de un árbol con tu poder telepático, no es precisamente el colmo de la emoción. Pero ¿qué quieres? ¿Que tu primer encargo sea rescatar a Sara Carbonero? Pues para dejarla impresionada tendrás que ensayar antes con el gato, ¿no te parece? Que esta chica tiene mucho mundo."
Pero si hay algo que de verdad no comprendo es su falta de iniciativa. Vale, acabas de empezar, te queda todo por aprender, pero hombre, pónle ganas. Que se note que te esfuerzas. Si te pido que me ayudes cortando el paso al supervillano de turno por la derecha y te encuentras una valla, sáltala. O rodéala. O fúndela con los rayos que te salen por los ojos. Haz un túnel en el suelo, busca un atajo, pregúntame... no sé, sé creativo. Que no parezca que has pensado "Ups, una valla, como no puedo pasar voy a tumbarme al sol a ver si se me iguala el moreno, que el supertraje de verano me ha dejado marca".
"HAZ COSAS. Si no funcionan lo voy a entender y si metes la pata no me voy a enfadar. Todos la cagamos en las primeras... no sé, 1.200 misiones más o menos. Si yo te contara mi primera vez..." (Uhmmm, esto tengo que contarlo un día por aquí)
Es como si tuvieran horchata en las venas, no hay forma de ponerles las pilas. A este paso voy a tener que chivarles hasta lo más básico: "Venga, apúntate a todas las movidas que tengan que ver con fuegos, que seguro que está por allí Iceman y su becaria de este año está que cruje". Si es que hay que decírselo todo...
Uf, yo eso lo padecí hace ya mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana... No en el trabajo de superhéroe, que yo para eso no valgo, pero me tocaron un par de becarios que... puf, es que no tengo ni palabras. Pero mi favorita era una tan terrible en el trabajo que se conformaba con estar sentada todo el día sin hacer nada. Ni preguntaba, ni hablaba. Todavía pienso que se había escapado de 'La invasión de los ultracuerpos', aquella persona no podía ser humana...
ResponderEliminarIba a romper una lazna en favor de esa gente, porque hay peña que se ceba con los nuevos y les mina la moral, pero bah, paso, siempre os estoy llevando la contraria y si dices que son así, pues por algo será : )
ResponderEliminar¿Si subo a Sara Carbonero a un árbol me considerarían una villana o una heroina?.
Juan, sí, de los que ni sienten ni padecen también he conocido unos cuantos... Puf!!!!!! ;P
ResponderEliminarDoctora, si a mi la gente nueva no me parece mal, es normal equivocarse al principio, lo que me molesta es la falta total de interés. Y sobre lo de Saritísima... prefiero no pronunciarme
Habrá de todo como en todos lados,... pero la gente sin inciativa es muy, muy aburrida!
ResponderEliminarDra; apoyamos la moción de subir a Carbonero a un árbol;)
Pues al final sí que debería existir una escuela para Becarios al estilo de los X-Men, y que les enseñaran a transformar la horchata de sus venas en sangre con mucha hemoglobina.
ResponderEliminarY las prácticas siempre con la Carbonero en el árbol. ¿Ella querría?
Por cierto, ¡¡cuánto has escrito estos días!! Tenias razón en que te ibas a poner la blogosfera por montera :p
ResponderEliminarA Sandler, pobre Saritísima, la tenéis todos enfilada jajaja
ResponderEliminarJuanRa, lo de escribir "mucho" es irónico supongo... ¿y qué pasa? ¿Qué aquí todo el mundo puede tomarse vacaciones blogueras de leer y de escribir y yo no? ¡¡¡SERÁ POSIBLE!!! JAJAJA
Insisto, con los símiles, comparaciones, alegorías y metáforas, eres la mejor.
ResponderEliminar