Una de las muchos, muchos, muuuuuuuuuuuuchos inconvenientes de ese infierno en la tierra llamado eufemísticamente app de ligoteo es la repetición. Si no hay suerte a la primera, no te queda otra que hablar con muchos perfiles distintos que suelen hacerte siempre las mismas preguntas y sacar temas de conversación iguales. Que será normal, supongo, empezar por lo más típico, interesarse por la profesión, las aficiones... Igual no se puede evitar, no sé. Pero es un aburrimiento descomunal. No me quiero ni imaginar los actores en esos junkets de prensa interminables, en los que se sientan a responder durante horas una y otra vez a la misma cuestión formulada por una interminable sucesión de periodistas de todos los medios. Qué tortura, madre mía. Como para tirarse por la ventana.
Yo de junkets no sé nada, pero en las app he tenido que buscarme mis estrategias para no cortarme las venas a las millonésima vez que hay que contestar a qué me dedico. Y eso que considero la originalidad uno de mis puntos fuertes, pero hijos, es que es drenante a más no poder, agota a cualquiera la repetición infinita. Así que creé un documento con las respuestas a los grandes hits más frecuentes y cuando alguien saca el tema... ¡ZAS! corta y pega que te crió. De verdad, es estaba perdiendo años de vida, en serio.
Y a esto, que es una táctica de supervivencia, se le añade mi condición de bloguera con un blog de 15 años de historia donde cuento trozos de mi vida con un nivel medio alto de ficción y licencias poéticas, ya tu sabeh. Así que es fuerte la tentación de ahorrarme cuatro párrafos de anécdota arreándole al ínclito de turno una entrada de estos lares inspirada en hechos reales. Todavía no ha ocurrido, pero dame tiempo...
Por ahora, además del documento de grandes hits, estoy tentada de hacer otro parecido al de la imagen de abajo y arreando que es gerundio.