lunes, 8 de mayo de 2017

Sin lentillas desde ni se sabe

Una cosa os voy a decir, no os llaméis a engaño: cuando te gusta alguien, LO SABES. Cuando te gusta de verdad, digo, no en plan "me hace gracia", "es majete", "no está mal", "no tengo otra cosa mejor que hacer". ¡Cómo no te vas a enterar cuando llega alguien que te vuelve del revés! Te enteras. Ya te digo yo que te enteras.

Y sé bien de lo que hablo porque yo estoy "del derecho" desde ni se sabe. El otro día pensaba desde cuando y no me lo creía ni yo, así que entiendo perfectamente que nadie se lo trague, pero lo cierto es que hace la tira. Y así me pasa lo que me pasa, claro.



Que como no hay con nadie lo que tiene que haber, me cuesta distinguir qué tengo entre manos. Sé que no es lo que debería porque no hay suficiente, pero la pregunta es: ¿hay lo bastante para que se pueda aprovechar algo? ¿Hay bastante para una conversación, para una copa, para una juerga? ¿Hay bastante para unos mimos, para unos besos? ¿Hay bastante para un poquito más?

La parte consciente de mi cerebro nunca termina de tener claros estos matices, pero, por suerte, el inconsciente es sabio y me manda señales en forma de comportamiento reflejo: el grado de esfuerzo aplicado al acicalamiento pre-cita. Para que os hagáis una idea, el nivel máximo es un completo de "pinturas de guerra-peinado de pelo suelto con plancha-tacones-ropa de estreno-lentillas". De ahí para abajo los niveles son estos:

-Un completo sin lentillas. La cosa pinta muy bien, Puede incluso que mi intención fuera un completo total, pero que no me haya dado tiempo porque a veces los ojos se me sublevan y me pego dos horas para colocármelas. En todo caso, para mi las lentillas son un esfuerzo casi sobrehumano, no le pidamos peras al olmo tampoco.

-Que aparezca peinada, pintada, con tacones y ropa nueva es también buena señal por una cosa muy absurda que no debería confesar aquí pero que voy a largar igual, porque de perdidos al río. Tengo la absurdísima creencia que cada vez que estreno algo puedo pedir un deseo. Soy idiota, ya lo sé, pero alguien me lo debió de decir de pequeña y lo tengo grabado a fuego en la cabeza. Así que si cuando quedamos estreno algo, lo más probable es que el deseo tenga que ver contigo. Y casi seguro que no he pedido que desaparezcas.

-Que llegue maquillada y con el pelo suelto mínimamente ordenado implica, entre pitos y flautas, una inversión de dos horas de mi escaso tiempo libre. Dudo mucho que el que haya quedado conmigo haya gastado 120 minutos de su tiempo en nada que tenga que ver con la menda lerenda. Y ya sé que los que vais peinados todos los días no lo veis un esfuerzo tan grande, pero yo soy del club de la Coleta de Caballo Perpetua y ahora la melena me llega casi hasta la cintura, lo que convierte mi relación con la plancha en una tortura total. Pido un poquito de comprensión.

-Que llegue con la cara lavada (y ya) no augura nada bueno. Mis propósitos de Año Nuevo los tengo pelín descuidados y este de pintarme todos los días lo habré cumplido el primer mes (tirando por lo alto). Pero si antes de la quedada no me apetece ni desenfundar la máscara de pestañas, mal vamos...

Dicho lo cual: Sabéis desde cuándo no me pongo lentillas, ¿no? 

Desde ni se sabe.

6 comentarios:

  1. Que complicado esta todo, pero un poco de esfuerzo vale la pena ¿no?

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  2. Ja, ja, ja....
    Yo llevo cinco meses sin depilarme, un año sin ponerme ropa interior de guerra...no te digo más...

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  3. Soy un gafotas,me encanta ser un gafotas
    eso sí, un atractivo gafotas.Vivan las gafas mueran las lentillas.

    Nuuuuuuunca he llevado lentillas,
    ni cuando jugaba al balonmano y me pegaban unos pelotazos en la jeta de alucinar.

    Así que no puedo sino estar a favor de tu versión light de cara lavada, boli bic en el pelo pal recogido y gafotas de azafata del un dos tres.

    abrazuchos

    PS.-Pseudo parecerás el oso yogui no???

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  4. A ver, es que no estás para regalarte, bien lo sabes. No es que haya que ponerse en plan exigente, pero hay que admitir que no todos los que te encuentres por acá se van a merecer lentillas, traje de noche y tacones de matar.

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  5. Bueno, PapaCangrejo, merece la pena dependiendo de para qué... y para quién ;P

    Pseudo, jajaja, yo lo de depilarme porque no me queda otra dado el rimo de gimnasio que llevo, que si no, vete tú a saber ;P

    ECDC, lo de las lentillas es una tortura, yo las llevaba precisamente para hacer deporte y una vez no sé cómo se me partió una lentilla dentro del ojo, no me podía sacar más que un trozo y el terminé teniendo que ir al médico a que me sacara él el otro trozo. Ni te cuento el drama, claro. Las lentillas son un horror ;P

    Holden, jajaja, "no estoy para regalarme", buen lema, me lo voy a poner de estado de whatsapp jajajaja

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  6. ¿Que el pelo te llega por dónde? ¿Pero hace cuántas eternidades que no nos vemos? :O

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.