lunes, 19 de diciembre de 2016

Un pingüino en mi salón (o varios)

Y en mi baño. Y en mi cocina. Y en mi dormitorio. Tengo pingüinos por todas partes. 

Por razones que no vienen al caso, ahora que por fin el invierno (el Invierno con mayúsculas, el de verdad, no esta broma que hemos vivido hasta ahora) se ha dignado a aparecer, la calefacción de mi superguarida ha hecho mutis por el foro. El resultado es que mi dulce hogar tiene ahora la acogedora temperatura de un secadero de jamones. Y por si hay por ahí algún desconocedor del proceso de elaboración cárnica añadiré un dato esclarecedor: mi nocilla no se puede untar en pan porque se encuentra en estado sólido. SO-LI-DO. Me la puedo comer partiéndola en daditos como el queso, pero vaya, que pierde toda su esencia de crema de cacao.

No sé esto os sirve para haceros una idea del dramatismo de la situación, pero vamos, confiad en mi palabra cuando os digo que hay drama a punta pala. Y como a grandes males, grandes remedios, me he visto obligada a tomar medidas drásticas:

-Mi bata de casa es un anorak de plumas viejo. No, no es una exageración, llego de la calle, me quito un abrigo y me pongo otro que abriga más. Así como os lo cuento.

-Duermo con una edredón, una manta y cuatro capas de ropa. Una camiseta, otra de manga larga, un jersey de cuello alto y otro gordo encima. Con todo eso, al final entro en calor, claro, lo cual sólo contribuye a aumentar el sufrimiento de la hora de levantarse. Salir de ese paraíso calentito y entrar en un auténtico infierno helado para ir a trabajar tiene un nombre: tor-tu-ra.

-El momento de acostarse tampoco es la panacea. El ambiente está tan frío que da la sensación de que las sábanas están mojadas. Da igual con cuanto sueño te vayas a la cama, eso despeja a cualquiera. ¿Solución? Pasar un momento el secador por debajo del edredón. Por suerte no puedo verme a mi misma durante los trabajos de adecuación de temperatura. Una loca despeinada empuñando una pistola de aire con cara de pocos amigos: la estampa tiene que ser como pa'verla. Estoy por usarla como felicitación navideña.

Lo bueno de todo esto es que si no pierdo ninguno de mis miembros por congelación se me va a quedar un cutis estupendo.

Es-tu-pen-do

5 comentarios:

  1. Esto... No es por desanimar, pero el invierno ni siquiera ha comenzado. Seguimos en otoño.

    Supongo que mejor ir haciendo acopio de prendas térmicas y material inflamable.

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  2. Vamos, que parece que estés viviendo en Siberia. xD

    Pero parece que has encontrado buenas soluciones: siempre he pensado que los abrigos de plumas son lo mejor para el frio, porque son cálidos y ligeros. De todos modos tal vez te compense comprarte un radiador eléctrico en un Media Markt o similar: por lo menos templas un poco la habitación donde vayas a estar más tiempo (o dormir).

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  3. Pepito... pufff!! Es verdad, ni lo había pensado... Bueno, hoy era el día más corto del año, así que ahora sí que sí empieza el invierno. Esperemos que la cosa no vaya muy a peorrrr.... jajaja

    Tarambana, peor que Siberia. ¡PEOR! ;P

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  4. Jo, menuda situación. Yo en tu lugar me habría comprado un calefactor eléctrico de esos para apuntarlo hacia mi en casa en todo momento mientras dure esa crísis de calefacción. ¿No habrá sido algún súper villano?

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  5. Pero lo tuyo ya empieza a ser preocupante.
    ¿Y no va a venir nadie a arreglarlo?
    ¿No tienes un calefactor eléctrico que puedas usar para calentar la habitación?

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.