viernes, 25 de mayo de 2018

Locura en defensa propia

En la estratosfera jefacial hay un altísimo porcentaje de locura por metro cuadrado. El ambiente en los despachos de las altas esferas se parece bastante al de Quién voló sobre el nido del cuco porque hay más de un jefazo al que se le va la olla de la lindo. Pero, sin lugar a dudas, Neo se lleva la palma.

Ya os he contado cosas de este jefazo que vive en una realidad paralela que nadie más entiende. Siempre ha sido un horror trabajar con alguien que se le pira la pinza porque, claro, como no tienes ni idea de lo que le pasa por la cabeza, nunca sabes a qué atenerte. De un tiempo a esta parte la cosa se ha puesto aún peor porque Neo está chinado total. En serio, no es una exageración en plan jijijaja, de verdad creo que se le ha aflojado un tornillo. Ya no rige. Se obsesiona hasta la náusea con asuntos de relevancia ínfima, a menudo dice una cosa y la contraria en la misma frase y cada vez tiene más delirios de grandeza. En la oficina todos vivimos con le miedo de que un día aparezca disfrazado de Napoleón y con un gorro de papel en la cabeza.

La cosa es que, como él manda, no queda otra que seguirle la corriente y al final nos mete a todos en un bucle de surrealismo tan intenso que los cuerdos acabamos dudando de nuestra propia salud mental. La mayoría de los días transcurren tal que así. Él te dice:

-Haz rojo.
Tú haces rojo.
-¿Por qué has hecho rojo?
-Porque me dijiste que hiciera rojo.
-No, te dije amarillo.

Tú recuerdas perfectamente que te dijo rojo, pero te callas, claro, no te queda otra y cambias a amarillo. Al rato...
-¿Por qué está eso amarillo? No puede estar en amarillo.
-Porque me acabas de decir que lo cambie.
-No, yo te he dicho que el rojo estaba equivocado, que el amarillo era el correcto y que lo modificaras.
-Pues eso, que cambiara de rojo a amarillo, es lo que acabas de decir.
-Yo no he dicho eso, no seas demagógica.
Tú miras a todos los lados a ver si es una cámara oculta, contienes como puedes un alarido de desesperación y respondes:
-¿Entonces lo dejo en rojo?
-Ok.

Lo vuelves a cambiar a rojo, oootra vez. 10 minutos más tarde...
-¿Qué hace eso en rojo? No puede estar en rojo.
-Me acabas de decir que lo cambie, ¿no? Te he preguntado "¿en rojo?" y has contestado "ok".
-Es que hay que ver, si te vas a tomar todo al pie de la letra, yo no puedo hablar contigo.

Tú piensas que te perdiste la clase del instituto en la que explicaban los múltiples significados polisémicos de una contestación tan rotunda como ok. Con cara de póker total, repreguntas.
-¿Entonces en amarillo?
-Ah, tú verás, piensa en nuestra conversación y ponlo como te he dicho.

Empezando a dudar de si en la última media hora has perdido tu capacidad para entender castellano a pesar de que es tu lengua materna, preguntas a tus compañeros para saber qué han entendido ellos.
-Amarillo.
-Te ha dicho amarillo.
-Al principio te dijo rojo y luego que cambiaras a amarillo.

Parece que hay unanimidad así que lo cambias de nuevo a amarillo, esta vez con un tono levemente distinto a ver si así hay más suerte. Poco después...
-¿Por qué está eso otra vez amarillo?
-Porque es lo que me has dicho, le he modificado el tono a ver si así te cuadra más.
-Yo no te he dicho amarillo, he dicho rojo.
-¿En esta realidad o en Matrix?
-¿Qué?
-Nada, nada, que en rojo estaba al principio, ¿te acuerdas? Y me dijiste que lo cambiara.
-No, yo te dije que el amarillo es un color cálido dentro de la escala cromática general, que era mucho más apropiado que el rojo y que sustituyeras el color que había por amarillo.
-¿Y eso no es cambiar rojo por amarillo?
-Pues no.

Miras a Neo. Miras a los compañeros. Vuelves a mirar a Neo. No sabes qué contestar. Por suerte suena el teléfono y se corta una conversación de la que no tenías ni idea de como salir. Para zanjar el tema le mandas un whatsapp, a ver si por escrito os entendéis mejor.
-¿Entonces finalmente lo quieres rojo?
-Sí.
A las dos horas, Neo vuelve a la carga.
-¿Por qué está eso en rojo?
-Porque me confirmaste por whatsapp que lo cambiara a rojo, ¿te acuerdas? Le enseñas la pantalla del móvil con el mensaje.
-No sé qué whatsapp dices.

Miras la pantalla del móvil. Miras a Neo. Vuelves a mirar la pantalla del móvil. Estás esperando alguna explicación rocambolesca sobre un hermano gemelo maligno ladrón de teléfonos que se dedica a hacerse pasar por él y mandar mensajes falsos o un relato sobre como se levanta sonámbulo por las noches a enviar whatsapps aleatorios o simplemente una teoría conspiranoide sobre como Rusia piratea la telefonía mundial inventando mensajes ficticios de usuarios para así sembrar el caos y hundir el sistema capitalista. Sin embargo, la explicación no llega. Simplemente niega la mayor. Tenéis los dos el mensaje delante, pero él hace como que no existe.

Ante tal grado de locura, sólo hay una salida: defenderte con locura. No te queda otra. Al más puro estilo Asterix y Obelix buscando la Forma A 38.




Dicen que si no puedes vencer a tu enemigo únete  él. Ya os contaré ya...

4 comentarios:

  1. OMG!!! qué locura!!! yo creo que más que loco es un psicópata, o un sociópata o algo chungo...

    Suerte que ya es viernes.

    Besos!

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  2. Yo lo hubiera puesto de color verde. O te despiden o te ascienden. En vista del panorama no sé cuál de las dos cosas es mejor.

    Besos :)

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  3. Maribel, no nos lo pongas peor. Nosotros preferimos no saber qué es lo que le funciona mal en la cabeza. Con saber que no le rula bien ya tenemos más que suficiente.

    Ayyyy, Doctora, amiga, ojalá funcionara eso. Es lo primero que probamos a hacer algo totalmente distinto, a hacer verde. Tampoco le vale. Ni si quiera se extraña ni nada de que esté en verde, simplemente aplica su respuesta para todo: "Así no, cámbialo".

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.