viernes, 23 de mayo de 2025
¿Cómo será?
viernes, 16 de mayo de 2025
Feos sí, tristes no
Lo vi en Twitter, se me ocurrió una entrada, lo archivé para ilustrarla y como soy un moncayo de mujer o al final no lo guardé o no lo encuentro. Después de media hora de búsqueda infructuosa, me rindo, pero voy a hacer un apaño porque cosas sobre esto tengo que decir. Sirva este párrafo de disclaimer para la autora del tweet e inspiradora de esta turra. Si llegas a leer esto, levanta la mano y te doy todos los créditos.
Bueno, pues una chica seguramente muy ingeniosa publicó en ese pozo sin fondo que es el nuevo X algo así.
FEOS SÍ, TRISTES NO.
No sé a qué se refería ella, porque las palabras bien combinadas tiene muchos significados, pero sí sé lo que pensé yo. Lo que pienso casi cada día en ese séptimo círculo del infierno que son las app de ligue.
Madre del amor hermoso qué horror, colegas.
Porque a estas alturas de mi vida, con estas edades y sin ser yo precisamente la máxima competidora de la actual Miss España, imposibles no pido. Ya sé que no va a ir el hermano gemelo de Brad Pitt a darme a mi like en una foto. Y ni falta que me hace, también os digo. Si mantener mi propio pelo mínimamente peinado no está muy arriba en mi escala de prioridades, imagina el de los demás. Es que no sé, hijos míos, superados unos mínimos físicos muy mínimos, me parecen más importantes otras cuestiones.
Y ahí viene cuando la matan, claro. Porque a ver, si no eres el mellizo de Brad, otras cosas tendrás que ofrecer, majete. Ser interesante. O divertido. O inquieto. O curioso. O amable. O tierno. Con alguna afición que te apasione. Con una mínima MÍNIMA capacidad para mantener una conversación fluida que no se limite a contestar con monosílabos a mis preguntas. Que le pongas un mínimo, MÍNIMO, de esfuerzo al intento de conocer a alguien. Yo qué sé, tronco, algo. No pido todo, pero colega, ALGO.
Si contestas que te gusta reír y pasarlo bien, como si a los demás lo que nos encantara fuera sufrir. Si te deben 500 horas extras en el trabajo reconocidas judicialmente y aún así no encuentras momento para cogerte días libres y disfrutarlas. Si me diriges una frase al día y ni siquiera te la curras un poco para que de pie a seguir hablando. Si te quejas de que no tienes vida, pero sales a las 17.30 de currar y sólo te apetece irte a casa. Si no vas al cine y al teatro porque "no te nace", no lees porque "no tienes ganas ni concentración" y no haces deporte porque "no te da tiempo". Si "te encanta la música en directo" pero desde la universidad no vas a ningún concierto.
Pues entonces, hijo mío, convendrás conmigo en que de donde no hay, no se puede sacar.
Ya lo decía la tuitera anónima esta:
FEOS SÍ, TRISTES NO.
domingo, 11 de mayo de 2025
Discutir con la adversidad
"Ya no escribe como quien grita atrapada en una tormenta, pero si como el que ha aprendido a reconocer la tristeza cuando toca a la puerta, a sentarse con ella a escucharla y a dejarla ir cuando su mensaje ha sido comprendido.
Su música dejo de ser una discusión contra la adversidad y paso a ser una conversación más profunda con la vida entera."
¿Qué pasa cuando la tristeza no trae ningún mensaje, cuando viene solo por la sostenida ausencia de alegría? ¿Cómo se puede dejar de discutir con la adversidad cuando esta parece profundamente injusta?
viernes, 2 de mayo de 2025
Lo único que queda por hacer
¿Ya se me han vuelto a pasar los días sin entrada? Puede ser. ¿Voy a dejar esto en blanco? Ni de coña. ¿No me queda otra que recurrir a Kun Fu Panda? Ni confirmo ni desmiento.
Pero en realidad esto no es tan cutre como parece porque no voy a poner lo típico del ingrediente secreto. Resulta que depende de cuando veas una peli o leas un libro te dice unas cosas u otras y a mi esta joya del Séptimo Arte (no irónico, no seáis adultos juzgadores) últimamente me manda mensajes distintos. No sólo lo que dicen en el vídeo de arriba, sino un diálogo del que ahora no encuentro el corte, pero que seguro que recordáis. Cuando el maestro le dice al discípulo: Vamos a creer, porque es lo único que nos queda por hacer.
Y ese es exactamente mi caso. Cuando ya has subido, bajado, entrado, salido e intentado todo lo humanamente posible sólo te queda probar algo que nunca hayas probado. Yo, en concreto, confiar. CREER en que todo saldrá bien al final.
¡Vamos con ello!