viernes, 6 de diciembre de 2024

Tristancio

Me imagino que no os habréis dado cuenta porque apenas doy la turra por aquí con el tema, pero no estoy pasando por mi mejor momento anímico. Las causas son, como dirían los cursis, multifactoriales, pero no me cabe la menor duda de que gran parte del dramatismo lo están aportando las perracas de mis hormonas, que tienen prisa por terminar de reconvertir mi útero en un gimnasio y me están apretando las tuercas a más no poder. Porque, sí, la vida es requeteperra, pero más o menos como siempre. O sea, igual se me hace más cuesta arriba por hartazgo, porque estoy hasta el mismísimo unicornio de tirar yo sola del carro. Y porque cuantos más años pasan así, menos esperanza me queda y más negro veo que algo llegue a mejorar algún día. Pero vaya, que a grandes rasgos, viene a ser más o menos lo de siempre. Lo que lo hace más duro son las DramaGafas que me ponen las hijas de perra de mis hormonas y sus ciclos de la muerte, que no me dejan ver nada positivo en 3000 kilómetros a la redonda.

Pensando en esto, en que a veces no es tanto lo que te pasa sino como te pilla el cuerpo, me hizo mucha gracia un concepto que le oí el otro día a Buenafuente: el tristancio. Eso de que, "casualmente", cuando tienes hambre y sueño te pones triste y estás convencido de que todo va a salir mal. Luego comes y, "casualmente", la vida se ve de otro color. Pues eso: tristeza + cansancio = tristancio.

Bonito concepto. Necesito uno para nombrar a esta tortura china a la que me somete cada mes mi maravilloso aparato reproductor. Regla+desesperación = reglesperacion.

No suena muy bien, la verdad. Pues peor es sufrirla 12 veecs al año, os lo aseguro.


1 comentario:

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.