martes, 10 de diciembre de 2024

El complot de los electrodomésticos II, ahora es personal

¡¡Madre del amor hermoso, amigos, MADRE-DEL-AMOR-HERMOSO!!

Como se está poniendo al cosa, coleguis. Miedo me da entrar en mi superguarida porque tengo el temor no del todo infundado de que me golpeen escombros en la cabeza. Cuando buscas en el diccionario la expresión "caerse a pedazos" sale una foto de mi (cada vez menos) dulce hogar.

Es que no sé ni por donde empezar, porque no me cabe el listado ni en todos los servidores que tenga Blogger comprados, alquilados u okupados en la nube. No hay sitio suficiente en el universo infinito para albergar todo lo que tiene desperfectos/falla/amenaza con morir en breve en mi humilde (ya lo puedes decir, ya) morada.

Por resumir, hace tiempo que se está gestando la secuela de El complot de los electrodomésticos. "El retorno de los electrodomésticos sublevados II, ahora es personal" lo protagonizan el microondas que ya hace tiempo no giraba y a eso suma ya ruidos sospechosos, la nevera y sus charquitos intermitentes, la progresiva dejación de funciones de los fuegos de la vitrocerámica en plan peli de terror, hasta que sólo quede uno y por supuesto mi portátil, que los capitanea a todos. Este chulito tecnológico ha empezado un chantaje muy parecido a su antecesor, sólo que con el botón derecho del ratón, que está implicado en la mayoría de los procesos del ordenador. Se cree este advenedizo que voy a ceder tan fácilmente... ¡JA! ¡Piltrafilla! Aguanté meses sin letras en el anterior asedio... Esto que se puede ir apañando con un ratón externo es pan comido para mi.

Y pese a ser este un panorama postapocalíptico bastante dantesco, no es lo que me da miedo. Lo que realmente me asusta es que hay otros componentes del mobiliario que empiezan a desquebrajarse, lo cual --soy muy consciente-- no es sino el primer paso hacia la desintegración. Mis sillas y mi sofá, comprados no hace tanto en la tienda sueca más famosa, imitaban cuero marrón y tenían una garantía de unos años. Y jussssssto ahora que se cumple esa (DESDE LUEGO) bien calculada garantía, les están saliendo grietas. De la forma más dramática posible, abriéndose en canal, están emprendiendo su camino hacia la muerte, comenzando a atravesar la oscuridad hasta llegar a la luz al final del túnel. Y lo más duro para mi ánimo y desgarrador para mi economía es que lo están haciendo en una performance perfectamente sincronizada. Nada de dividirse en turnos para que yo pueda conseguir fondos y afrontar estas inversiones de manera escalonada. ¡¡¡¡NOOOOOOOOOO!!! ¡Hasta ahí podríamos llegar! Ellos a la vez, porque llegaron a mi superguarida juntos y saldrán juntos, en la manada no se deja a nadie atrás. Y que conste que a mi ese compañerismo me parece muy bien, ¿eh? Muy tierno. Pero, ¡coñe!, que alguien piense también en mis poco saludables finanzas.

Queridos lectores, las grietas avanzan. Empezaron en las sillas, llegaron hasta el sofá y comienzan su expansión por las paredes, cuya pintura, por lo visto, debe de tener la misma fecha de caducidad que los muebles. Yo, aterrorizada y sin saber muy bien como parar este proceso de autodestrucción, sigo defendiendo el fuerte de mi SpeedyCueva y lo haré hasta mi último aliento. Así que si no volvemos a leernos, os tendré presentes en mi testamento, que dada esta avalancha de gastos de última hora, tampoco será nada del otro mundo, no os hagáis ilusiones.

Por despedirme en condiciones y sin dramatismos;

Ave blogueros, morituri te salutant

1 comentario:

  1. Confía en que Satán Claus o los Tres Reyes Vagos se acuerden de ti y te traigan algún regalo... Nunca se sabe...

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.