martes, 22 de septiembre de 2015

El horror elevado a la enésima potencia


Leyendo la foto de arriba creo que ya os podréis hacer una idea de donde he estado este fin de semana. La parte buena es que con esta boda termino la INFINITA primera tanda de bodorrios que he vivido últimamente. Todos los de mi alrededor que estaban en condiciones de hacerlo ya han pasado por el altar. Ahora quedan los de la segunda tanda, los que aún no están en condiciones. Esos entre que se apañan y no aún tardarán un tiempecito en darse el sí quiero. Y la verdad, menos mal, porque empezaba a estar un poco saturada de tanta oficialización del amor. Bueno, más que de la oficialización, de todo el circo comercial que se ha montado a su alrededor: vestidos, banquetes, peluquerías, regalos, despedidas... De eso estaba más que harta. ¡Qué aburrimiento!

Ahora, con una resaca de tres pares, afronto el comienzo de la semana. Para empezar bien, este lunes ya ha venido cargadito: curro de ocho horas, primer día de la SuperMovida (último año de la SuperMovida, ¡¡por fin!!) y una estupenda sesión de dentista para sacarme las muelas del juicio que estaba tan agarradas las cabritas que han convertido aquello en una carnicería. ¿Sabéis la típica escena de las pelis del oeste en la que el herrero le arranca al protagonista con unos alicates algún diente picado usando por toda anestesia dos tragos de whisky? Pues tres cuartos de lo mismo pero en el siglo XXI y con whatsapp para lloriquear y quejarme después.

¿¿¿¿¿Exagerada yooooo??? Estooooooo, ¡qué va! No sé de qué estáis hablando...

Eso sí, os cambio a cualquiera de vosotros mi comienzo de semana por el vuestro.

¡¡¡Venga, valientes!!!