martes, 13 de octubre de 2015

Deje su mensaje después de oír la señal

Este es el contestador automático del blog de Speedy. En este momento no puedo atenderos porque tengo la vida colapsada debido, básicamente, a que me han surgido nuevos compromisos profesionales superheroicos que además se solapan completamente con las clases de la SuperMovida, lo que da como resultado que estoy a tope de curro mientras mis profes amenazan con catearme todo juuuuuuuuuuuuuuto en el último curso de mi tortura estudiantil. Hay que evitar esta catástrofe a toda costa para no tirar por la borda todo el esfuerzo (y sufrimiento) que me ha exigido la SuperMovida los dos últimos años así que ahora mismo soy básicamente una loca de la vida que va de la ceca a la meca más estresada que un camaleón en Desigual. Total, en resumen (que va a sonar el piiiiiiii del contestador y no habré acabado de soltar mi chapa): no me da tiempo a escribir porque básicamente no me da tiempo ni a respirar, pero no me olvido de vosotros.  Si dejáis vuestro mensaje después de oír la señal pasaré a escucharlos cuando pueda. Y a leeros por vuestras casas también, claro. Se os quiere.

PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

lunes, 5 de octubre de 2015

El colmo de los colmos

No tengo tiempo de escribir aquí. Os lo explicaría pero, ¡oh, sorpresa!, no tengo tiempo de explicároslo. Pero lo que me ha pasado esta noche lo tengo que contar porque es el colmo. No, no, el colmo no. El colmo de los colmos.

Ya he dicho por aquí que estoy atravesando la mayor sequía sentimental de la historia. Creo que la razón principal es que no tengo materia prima para empezar nada porque no conozco chicos de ninguna clase, edad, ni condición. ¿Que por qué? Sí, exactamente, porque no tengo tiempo. ¿Cómo lo habéis adivinado?

El caso es que, dada esta situación, mi vida sentimental se reduce a la pequeña pantalla. Me voy a explicar. Yo veo un trozo de una serie (porque SORPRENDENTEMENTE no tengo tiempo de ver un capítulo entero), localizo al bueno de la historia, al típico prota listo, simpático, honrado, angelical y con cara de no haber roto un plato en su vida y me enamoro de él. No tengo tiempo de darle más vueltas.

                                                                               (De este, por ejemplo)

Hasta aquí todo normal. Triste, pero normal. El COLMO ha venido esta noche, que he soñado con él. Que vosotros diréis: los sueños son gratis, habrás soñado una historia de amor épica e inolvidable para compensar la sequía sentimental real, ¿no? Pues no, hijos míos, no, ya me gustaría.

He soñado que conocía al actor real de la serie, Sean Berdy, que igual que en la ficción, es sordo. Como no tengo tiempo tampoco en los sueños y como lo poco que aprendí de lengua de signos lo tengo en los talones, el chico hablaba perfectamente (además en español), que si no, no nos íbamos a entender. Mis sueños ahí, abriendo caminos para el amor. 

Aunque ya que se ponían a abrir caminos, podrían haber traído al personaje de Sean en la serie, Emmet, que es el que a mi me gusta. Contra Sean no tengo nada, pero como no lo conozco me lo he tenido que inventar en mi ficción onírica. Y ha sido un fiasco total.

Porque, en mi sueño, Sean era un actor acabado, en el ocaso de su carrera, un amargado de la vida que no tenía donde caerse muerto. Y sí que intentaba ligar conmigo, si... pero para encontrar un sitio en el que dormir en su última noche en Speedytown. Un caradura, vamos

Yo es que flipo. En medio de la mayor sequía sentimental de la historia mis sueños se dedican a minarme la moral. Esto es de juzgado de guardia. Tendría que ir a la Oficina de Creación Onírica de mi cerebro, montar un pollo y poner una reclamación. 

Porque no tengo tiempo, que si no...