miércoles, 9 de diciembre de 2015

Que no estaba muerto, estaba de parranda...





La canción viene muy a cuento pero en mi caso sólo es verdad a medias. Yo no estaba muerta, pero DESDE LUEGO no he estado de parranda. De hecho, nada más lejos de la realidad. Los motivos que me han mantenido alejada del teclado se resumen en un superagobio mortal producido básicamente por lo estreses de la Supermovida y sus exámenes. He estado matándome a estudiar a ver si conseguía sacar el tema adelante y ya os puedo adelantar que la cosa no ha ido demasiado bien. Qué le vamos a hacer.

La parte mala de esto es que fracasar es siempre una caca de la vaca Paca. Y fracasar cuando te has esforzado al máximo pues más, ya os podéis imaginar. La parte buena es que ya he aceptado que, dadas mis circunstancias actuales, no puedo con esto de golpe, así que habrá que plantearse otras opciones. Todas ellas implican más tiempo y bajar el ritmo porque si sigo así me va a dar un chungo. Así que, por sacarle el lado positivo, volveré a tener tiempo para algo más que trabajar y estudiar.

Y es que estos días no he hecho otra cosa. No he salido, no he leído, no he escrito, no he ligado, no he comido casi nada y prácticamente no he dormido. He vivido dos meses al borde del colapso nervioso y no ha servido para gran cosa, lo cual sólo deja clara una cosa: que es hora de pasar al plan B.

Consista en lo que consista ese plan, espero que incluya pasarme más a menudo por aquí. Y por vuestros blogs, que me tengo que poner al día. Porque a todo esto... ¿vosotros qué tal?