lunes, 11 de mayo de 2015

Por la sombra, bombones

Últimamente han pasado un par de cosas que tengo que contar por aquí. Entre ellas que me ha tocado fingir un orgasmo por amistad. Y en inglés. Y la historia que hay detrás de esa frase esta totaaaaaaaaaaaaaaaaalmete alejada a lo que seguramente os estáis imaginando la mayoría. Hoy no me da tiempo a contarla bien, así que lo dejo para otro día. Hoy voy a colgar una de esas cosas chulas que me encuentro por ahí de vez en cuando y que me gusta tener el blog, para cuando me haga falta consultarlas, tenerlas aquí todas juntitas. Una, que es así de comodona. En fin, que feliz lunes. Y feliz semana. ¡Ah, y que el verano ya está aquí! Así que por la sombra, bombones...






viernes, 1 de mayo de 2015

Un okupa en mi nevera

No os extrañéis si un día os digo que me han puesto una cabeza de caballo en la cama. De momento, estoy en el paso anterior: me he encontrado una cabeza de pez en mi congelador. Ahí,  mirándome fijamente, con sus gigantescos ojos tristes. Al verla, me he quedado flipada. ¿Pescado? ¿En mi nevera? ¿De verdad? Soy la que no tiene Avecrem en las estanterías, porque jamás cocina. ¿Como ha llegado eso ahí?

Y entonces me he puesto a recordar, me he remontado al Pleistoceno superior y me he acordado de que un día una amiga vino a casa a hacer algún tipo de plato que ya no recuerdo, pero que llevaba caldo de pescado. Ah, sí, ese día... ¿cuánto hará de eso? ¿Cuatro años? ¿Seis? Me paso la vida peleándome para que me quepan los paquetones de patatas fritas en el congelador y resulta que parte de mi problema es que tenía un okupa en la nevera. Durante SE-IS A-ÑOS. ¿Creéis que debería empezar a preocuparme por mi salud mental?

Si no lo creéis todavía, igual no debería contaros esto, pero bueno, ya que he empezado, de perdidos al río. Como recordaréis, mi tele se declaró en huelga indefinida para siempre allá por diciembre y decidí no sustituirla porque total, para lo que la veo, igual me da tenerla que no. Cuando aún funcionaba, la tele era mi motivo fundamental para pasar por mi salón. Desde que ha pasado a mejor vida limito mis andanzas caseras a la cocina, la ducha y mi cuarto, así que el salón ni lo piso. El otro día tuve que ir a buscar no sé qué... y los vi. Mirándome suplicantes, desesperados, al límite de su sus fuerzas. Allí estaban, Jesús, María y José,  flanqueados por la mula y el buey preguntándose qué habían hecho ellos para merecer que su temporada de trabajo se alargue de Navidad hasta verano y sin ver un duro en forma de pagas extra. ¡Anda! ¿No he quitado el belén? ¿En serio? ¡Qué fuerte!

Y así voy. Contestando manzanas traigo a preguntas simples como ¿a dónde vas? Dejándome paraguas por todos los rincones de Speedytown. Confundiendo personas. Mezclando conversaciones.Usando bikini debajo de los pantalones porque ahora resulta que las lavadoras no se ponen solas y llega un momento que la ropa interior limpia se te acaba y hay que elegir entre llevar bañador en pleno abril o ir en plan comando a lo Sharon Stone en Instinto Básico.

Y en este barullo de repente me acuerdo, que como Karen Dinesen, yo tenía un blog en África...