miércoles, 21 de julio de 2010

Cuando llueve, diluvia

Si por algo se distingue mi vida es por ser "climatológicamente estresada". Me encanta esta expresión desde que se la oí a un meteorólogo para explicar que en España el tiempo es inestable, y por eso o llueve mucho y nos ahogamos en inundaciones, o no cae una gota en meses y nos morimos de sed.

Bueno, pues mi vida es exactamente así. Las cosas se me acumulan. SIEMPRE. Las buenas y las malas. Vamos, que muchas veces me da por pensar que soy el personaje de una teleserie y que los guionistas se rompen la cabeza para inventarse el argumento de la siguiente temporada. De hecho, mis amigos ya tienen una coña con esto. Cuando me preguntan qué tal y respondo "Puff, pues esta semana ha sido movidita, os tengo que contar...", ellos responden "¡Bien! Las aventuras de Speedygirl, capítulo 275". Con eso os lo digo todo.

Y además me pasa en todos los ámbitos. Por ejemplo, en mi trayectoria como contadora de cosas, nunca me ha salido un sólo trabajo. Jamás. O estoy en paro durante meses o me ofrecen tres curros a la vez, a cual más cutre, claro. Y no os creáis, que decidirse entre una bazofia y otra es más difícil que entre opciones aceptables, porque tienes que agudizar la vista para vislumbrar si detrás de ese truño puede venir algo mejor.

Como mi superpoder no es la visión de Rayos X, yo suelo tirar por la calle de en medio y acepto los tres trabajos para ver donde me llevan. Total, que termino currando mañana, tarde, noche y fines de semana hasta que el cuerpo aguanta o hasta que llega otra vez la época de sequía. Sí, es genial, ya os he contado que ésta es una profesión muy bonita.

Pero esta acumulación no sólo ocurre en mi faceta laboral. Puedo pasarme semanas sin tener planes especialmente chulos para hacer y en el mismo fin de semana deciden venir a visitarme mis amigas de Capilandia, estrenan el musical al que llevo siglos queriendo ir, mi pandilla por fin se pone de acuerdo para hacer la excursión que lleva meses aplazada, la Speedyfamily convoca reunión de urgencia de inexcusable asistencia y me llama el chico con el que me muero por quedar.

Si es que... cuando llueve, diluvia.

2 comentarios:

  1. Zor, eso parece cuando lo que se acumulan son las cosas malas. Pero compensa cuando te vienen varias cosas buenas a la vez. Sólo hay que acostumbrarse a vivir en estrés permanente.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.