Me encantan las risas. Sobre todo las escandalosas y cuanto más contagiosas, mejor. Creo que hay algo mágico en el momento en que alguien empieza a reirse y tú no puedes evitar soltar una carcajada, incluso aunque no sepas qué es lo que le hace tanta gracia. Para mi es, además, una de las maneras más rápidas de conectar con una persona y generar complicidad. Cuando yo me he reido con alguien (reido de verdad, de esas veces en las que no puedes parar y hasta te duele la tripa) no se me olvida. Son momentos que se me quedan grabados y que me siguen haciendo sonreir mucho tiempo después.
Por eso admiro tanto a las personas que saben reirse y hacer reir. Y no me refiero a los graciosos, a los que tienen cara de chiste o una manera de expresarse que causa hilaridad. Esos nacen con ese don, es como quien nace guapo, es genial, pero no tiene ningún mérito, se lo dan hecho. Me refiero a las personas que SABEN reirse, es decir, que son capaces de hacer bromas, de tomarse con humor cualquier situación, especialmente los momentos difíciles. Las personas que no se toman tan en serio la vida, porque saben que a veces la vida parece una broma pesada y por eso hay que adelantarse: la mejor defensa es un buen ataque.
Para mi la risa es la mejor medicina. Una buena carcajada me relaja, me desestresa y hasta me inspira. El problema es que no siempre sé fabricarla. Menos mal que soy una afortunada y tengo unos cuantos amigos catedráticos en risa para ayudarme. Y cuando no están a mano, siempre me quedará el remedio de urgencia: este chiquitín.
Espero que os alegre el día al menos la mitad que a mi.
Mi hermana es mega-escandalosa cuando se rie, la gente se da la vuelta para mirarla...y claro, cuando nos reimos y nos miran nos da aun mas la risa y es un no parar..mezcla bochorno-mezcla descojone....
ResponderEliminarGoethita, las risas escandalosas son las mejores. A mi también me cuesta parar de reirme cuando me están mirando, es como si me dieran cuerda.
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