domingo, 18 de julio de 2010

Cabezota

Soy perseverante. Mucho. Lo cual es un eufemismo para camuflar una de mis pricipales características: la cabezonería. Posiblemente sea una de las 10 personas más tercas de España y ocuparía puestos destacados en el ranking mundial de testarudez si existiera algo parecido a eso. Esto significa que cuando quiero algo, lucho para conseguirlo. Si no lo logro, sigo luchando. Si aún así no lo alcanzo, lucho más aún. Y así hasta el aburrimiento.

La parte buena de este superpoder es que me ayuda a hacer realidad cosas que podrían parecer difíciles y que no salen a la primera. La parte mala es que no tengo las habilidades que complementan esa manía y la hacen inofensiva: clarividencia para saber cuando dejar de luchar y tolerancia a la frustración.

Soy plenamente consciente de que hay cosas que, simplemente, no pueden ser. Si alguien no te quiere, no te quiere. Si no tienes mano en la cocina, no la tienes. Si mides 1,50, ésa es tu estatura. Puedes ponerte tacones altos para sumarte unos centímetros, buscarte amigos más bajos que tú para ser el alto del grupo o deslumbrar con una impresionante personalidad que haga que tu tamaño pase desapercibido, pero seguirás midiendo 1,50. En casos como esos no queda otra que aceptar lo que hay, buscar nuevos objetivos y seguir adelante. Qué bien me sé la teoría, ¿verdad?

La práctica se me da un poco peor. Muchas veces, demasiadas, me empeño en cosas que, simplemente, no pueden ser. Cuando no las consigo me frustro porque, además, soy mala perdedora. Pero aún así no escarmiento y las sigo intentando. Esto convierte dramas cotidianos fácilmente superables en auténticas tragedias griegas que se alargan durante años. Mi última tragedia griega todavía colea, pero cada día un poco menos. Algo es algo.

7 comentarios:

  1. Has conseguido que no te quiera un cocinero de metro noventa y siete tirando a miope y de gran personalidad, ¿verdad?

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  2. ¡Efe, lo has clavado! ¡Tienes poderes adivinatorios! Ya que te pones, ¿qué combinación va a salir premiada en el siguiente sorteo del Euromillón? No me vendría mal algo de efectivo...

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  3. Por cierto, Efe, por curiosidad, ¿por qué tirando a miope?

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  4. Porque no ha podido ver tu deslumbrante personalidad desde allí arriba, claro.

    Es que no ve nada de nada, el pobre. Que hay que explicarlo todo, caramba.

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  5. Ahhhhhhh, claaaaaaaaro, claaaaaaaaaro

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  6. Jo, por qué acabo de ver este post si parece que llevaba publicado desde el domingo? Estoy cegata y fatal de lo mío.

    Speedy, te pongo una canción. Atenta a la letra:

    http://www.youtube.com/watch?v=yhZCcCA5wc4

    La cabezonería también es fuerte en mí. Y para muchas cosas es útil. Para otras, como bien parece que sabes por tu post, sólo sirve para abrirse la cabeza a base de chocarse una y otra vez con una pared que no quiere derrumbarse.

    Pared mala. Pupita.

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  7. Inés, ¡qué canción más chula y menuda letra! Hay algunos días que estoy totalmente de acuerdo...
    Y cuánta razón tienes, pared mala, pero es que yo no aprendo.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.