¿Notáis cansancio? ¿Depresión? ¿Tristeza inexplicable? ¿Sois víctimas de ramalazos de ansiedad, de inquietud? ¿Os encontráis es un estado general que vuestra madre diagnosticaría acertadamente como "estar de mala leche"? Pues no os preocupéis que no os pasa nada grave: tenéis síndrome postvacacional, como la mayoría de los españoles que vuelven mañana al trabajo. Y sí, ya sé que algunos dicen que no existe, pero, ¿a quién vais a creer, al presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría o a mí, que en lo que soy experta es en supervillanos y batallas? Ah, pues eso.
Hacedme caso. Aunque hoy os lo parezca, no vais a moriros de esto. A unos pocos os durará tres días, a la mayoría algo más de una semana y los más afectados estarán depres un mes. Pocos remedios puedo recetaros, porque es como la gripe, que hay que pasarla y te dura siete días sin tomar medicinas y una semana si las tomas. Hay una solución definitiva, claro: vivir de asueto permanente como Isabel Preysler. ¿Ya habéis hecho la quiniela de esta semana? ¿Y el euromillón?
Yo este año me libro del síndrome postvacacional porque, como este verano no he tenido vacaciones, he eliminado la raíz del problema. Pero, no os creáis, que también sufro en silencio (bueno, con mi superpoder de velocidad verbal quizás silencio no es la palabra más adecuada, más bien, er.. uhmmm, bueno, oye, que yo también sufro ¡y punto!) El caso es que ya me había acostumbrado a estar sola en Speedytown, ahora ha regresado todo el mundo y esto es un infierno.
Vuelvo a tener que hacer dos horas de fila en el banco, a no encontrar sitio en los bares para cenar y a verme obligada comprar en mi hora de la comida para tardar menos. De nuevo, no hay forma humana (ni sobrenatural) de aparcar el coche, ni de llegar puntual a trabajar por culpa de los atascos, ni de coger sitio para sentarse en el autobús. Cada vez que un humano moreno y con cara de se-me-han-acabado-las-vacaciones se cruza en mi camino y me fastidia algún plan pienso: "Ojalá tengas síndrome postvacacional. ¡Y fuerte, además!"
Ya lo sé, está mal, como superheroína defensora de la Humanidad debería dar mejor ejemplo de bondad, pero ¿qué queréis? Esto es muy duro. No sois los únicos que sufrís.
Pero vamos a ver, que el trabajo es salud, el trabajo ennoblece, el trabajo nos hará libres....
ResponderEliminarCon la alegria que he sentido yo cuando al fin me han dejado volver al trabajo.
¿Que hay mejor que eso?
Un beso
Pues yo tampoco lo sufro, me he tirado todo el puñetero verano currando, y sigo con ello. A los que tienen el susodicho síndrome, sólo decirles que me cambiaba por ellos.
ResponderEliminarBabilonio, sí, sí, qué me vas a contar a mí de la alegría del trabajo, que me he pasado todo el verano al pie del cañón. ¿Dónde mejor? XDDDDDDD
ResponderEliminarAitor, pues ya somos dos curradores de verano.