Si no me gustara tanto contar cosas, creo que mi profesión favorita sería la de historiadora. Bueno, más bien la de investigadora de hechos históricos muy muy remotos. Porque son detectives del tiempo: buscan indicios, rastros, encuentran cuatro piedras y elaboran una explicación. Ellos lo llaman hacer hipótesis, pero a mí me parece que se inventan relatos, cuentos. Por eso las teorías históricas más asentadas cambian totalmente con el hallazgo de un microscópico trozo de hueso. Porque a partir de restos incompletos, aislados, los historiadores construyen un todo, que en el fondo, se han imaginado, han supuesto. Las cosas pudieron ocurrir como ellos dicen o de forma totalmente distinta. Depende de los que se descubra después.
En ese sentido su trabajo se parece un poco a escribir novelas históricas. Más documentadas científicamente y con una imaginación mucho más limitada, pero relatos inventados, al fin y al cabo. Y esa es la parte del trabajo del historiador que a mí me gustaría hacer. Imaginarme los detalles del pasado que, en realidad, nunca podremos saber a ciencia cierta porque no estuvimos allí.
A mí, en concreto, me intrigan mucho las personalidades de los grandes personajes históricos. Cómo eran en realidad, en las distancias cortas, los hombres y mujeres que han protagonizado las grandes hazañas y las peores catástrofes de la historia. Si Isabel La Católica, por ejemplo, ponía firme a Fernando en temas laborales, pero luego era una romanticona que se derretía cuando le dejaban flores en el tocador. O si Hitler la lió tan parda porque en realidad era un acomplejado de tomo y lomo del que se rieron en el colegio hasta decir basta. No sé, cómo eran esos que dejaron huella, para bien o para mal.
A algunos escritores de novelas históricas esto (lo de adjudicarles formas de ser a los "famosos" de la historia, digo) se les da genial. A mí me encanta, por ejemplo, cómo Pérez Reverte describe a Napoleón en Cabo Trafalgar. Yo también me imagino como él a Bonaparte, como un tío pequeño, pero matón, con una mala leche de flipar y al que era difícil dársela con queso.
Así relata Pérez Reverte la bronca que le echa Napoleón al ministro Decrés, que había enchufado a su protegido Villeneuve como jefe de la marina española, justo antes del desastre de Trafalgar y cuando el franchute ya había empezado a meter la pata. No sé por qué, pero a mí me parece que la bronca pudo ser así. O muy parecida. No tiene desperdicio.
"Así que oye, Decrés, dijo. Ya que ese imbécil enchufado tuyo está bloqueado en Cádiz y me ha hecho polvo lo del día D, hora H, dile que salga al mar, o a la mar, o a donde salgáis los puñeteros marinos de mis imperiales cojones, y se vaya al Mediterráneo, y allí, reuniéndose con la escuadra española de Salcedo en Cartagena, le dé un repaso a la costa italiana, que también necesita enseñarle un poquito el pabellón. Y si al salir de Cádiz ese comemierda se encuentra con los ingleses, que supongo que sí, pues que luche, copón. Que se joda y que luche. Y dile también de mi parte a tu niño bonito que como no salga inmediatamente, o sea, ya mismo, le voy a meter las charreteras de almirante por el culo antes de ponerlo a limpiar todas las letrinas de mi Grande Armée desde Brest hasta la frontera rusa. Y luego lo fusilo. A él y a su padre, si es que lo conoce. ¿Está claro, Decrés? Pues espabila. Que todavía no tengo claro si ese recomendado tuyo es un traidor o sólo es gilipollas"
¡Toma broncazo! Y a lo mejor hasta tenía voz de pito. ¿Os imagináis?
Estaría bien poder ver momentos clave por un aguejerito ¿Verdad?
ResponderEliminarBuah, yo también adoro esos puntos de vista de los escritores y cómo les dan vida a través de pocos datos como una pequeña descripción de la personalidad.
ResponderEliminarSi te gustan las historias de Napoleón (por ejemplo) y romanticonas, leí un libro de novela histórica-romántica titulado Desirée (por Annemarie Selinko... sí, lo he recomendado en tantas páginas de novelas históricas que me lo sé de memory), y narra la vida de la primera novia de Napoleón, la que le animó y prestó sus ahorros para que llegara donde llegó, y cómo él, cabrón enano de mierda, le rompió el corazón. Digamos que no es el prota pero cuenta la historia de su vida desde el punto de vista de su primera amante.
Estoy de acuerdo contigo, me encanta la historia, pero cuando veo un documental y escucho a los expertos hablar de cómo era tal personaje o cómo pasó tal cosa siempre pienso que si pudieran viajar en el tiempo y ver lo que ocurrió de verdad iban a flipar, seguro que más de la mitad de las cosas que pensaban son incorrectas.
ResponderEliminarComo cuando hace poco dijeron que los que construyeron las pirámides no eran esclavos, sino empleados... tantos años pensando aquello y de pronto la teoría se va al cuerno.
La historia siempre es más interesante si nos cuentan los entresijos y las cosas cotidianas de los personajes, a mi por lo menos eso hace que me interese.
ResponderEliminarDi que sí, con dos cojones....así se hizo la historia.
ResponderEliminarRealmente lo que hace más entretenida y más cercana la historia son precisamente esas cositas: las peculiaridades de los personajes, y la anécdotas curiosas ;).
ResponderEliminarMientras la Historia no nos la fabrique un "Ministerio de la Verdad", todo va bien.
ResponderEliminarPodemos especular sobre cómo fue y montarnos nuestras propias fantasías sin que nada más dependa de ello.
De Napoleón leí una vez que, cuando de enteró del descalabro franchute en Bailén, del cabreo que se agarró rompió una enorme y pesada mesa de una patada. Vaya genio se debía de gastar el maromo xDDD
besos
Pues sí, estaría muy bien conocer a estas figuras históricas en "la intimidad", a mi también me llama la atención.
ResponderEliminarLa bronca de Napoleón está muy bien. Y con voz de pito sería mucho más graciosa. (Sobre todo si los soldados que estuvieran presentes estuvieran conteniendo la risa, como los soldados romanos de La vida de Brian) :D
Papacangrejo, y tanto!
ResponderEliminarMisa, qué buena pinta!! Lo busco en la biblio pero-que-ya! Gracias!
Ya, Doctora, es que a veces los historiadores dicen las cosas como si fueran segurísimas, y no pueden estar totalmente seguros de nada. Son aproximaciones, nada más.
Apple, a mí me pasa lo mismo
Pues no sé Pseudo, a mi me parece que muchos de los que han dejado huella en la historia tenían que tener temmperamentos muy fuertes y desde luego a Napoleón me lo imagino totalmente así. No sé si diría los tacos de la época, pero fijo que echaba unas broncas de flipar!!
¿Verdad Doctora Anchoa? Los datos históricos que más recuerdo son los que mi profe me explicaba contando detalles curiosos, esas cosas se quedan grabadas.
Rain, ya, mi profe de historia decía que un texto histórico te da unas respuestas u otras según las preguntas que le hagas y por eso cada uno cuenta la historia según le conviene.
Pues Tarambana, siendo tan bajito como era, yo no descarto que Napoleón tuviera voz de pito o algún defecto así, muy evidente...Lo que pasa es que con esa mala leche y ese poder, como para que nadie se riera en su cara! Eso sí, por detrás de debáin de poner a caldo XDDDDDD
Serías una contadora de historias pasadas... Te pega
ResponderEliminarMi tia pequeña está estudiando historia en la uni de Santiago, y flipa muchísimo y Amorverdadero protesta mucho cuando a un niño no le gusta estudiar historia porque dice que es culpa de los profes, que la historia es superdivertida precisamente por lo que tu cuentas, pensar como sería en la intimidad cualquier personaje de los que han marcado el rumbo del mundo.
Besos "contadora de historia"
Seguimiento (soy un desastre!)
ResponderEliminarVosotros los mortales solo podéis hacer conjeturas de cómo pudieron ser esos grandes de la Historia.
ResponderEliminarEl diablo estuvo con todos ellos.
Y contigo.
El día en que yo me ponga a soltar chapa...
Bolboreta, pues yo pienso como Amorverdadero, los mejores profes de historia que he tenido son los que me han contado detalles para engancharme. Y conseguir que alguien se interese por algo no tiene precio.
ResponderEliminarJuanRa, ¿conmigo también? Buffff, qué miedo! Cuánto vale tu silencio? XDDDDD
Buenísima tu reconstrucción de esa conversación, Speedy, jajaja.
ResponderEliminarNo, no, no, Khal, ya me gustaría que fuera mía!!! Es de Pérez Peverte, es un pasaje del libro que nombro en la entrada. Sólo quería decir en el post que me parece un Napoléon muy real el que pinta Reverte y que estoy segura de que la conversación fue parecida... Pero si no se entiende bien que no es un texto mío, modificaré la entrada, porque no quiero que se crea que le plagio...
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