En realidad esta etiqueta podría ser un spin off de las entradas de "no me lo creo ni yo", porque aquí también me voy a inventar mi vida lo más grande. Aunque estas entradas serán tipo "Anatomía de Grey" y esas series en las que en cada capítulo se cuenta una historia que el protagonista de turno puede aplicar a su situación personal. En plan, ¿qué pasaría si esto o si no lo otro...? Bueno, no se entiende nada, menos explicar y más escribir, que va a ser la forma más rápida de hacerme entender. (Espero) Vamos al lío.
Mi gimnasio está a petar. Pero a petar, oye, qué barbaridad. Más que a meternos unas palizas brutales parece que vayamos a que nos repartan cheques al portador. Una pasada, en serio. Por eso, aunque yo voy bastante y siempre a la misma hora, aún no conozco a casi nadie porque es muy difícil coincidir con los mismos. Vamos casi a turnos porque no cabemos todos...
A pesar de ello ahí andamos unos cuantos irreductibles galos que acudimos llueva o no llueva y que por eso ya nos tenemos un poco vistas las caras. Es complicado entablar conversación porque bastante tenemos con sobrevivir a las dos millones de series de abdominales que nos mandan, mientras intentas que el que está delante de ti no te meta el pie en el ojo al hacer las flexiones (apenas hay espacio de separación entre usuarios) y tratas de respirar algo del poco oxígeno que queda entre resoplido y resoplido. Ya veis el percal: la posibilidad de vida social y ligoteo tiende a cero.
Lo del párrafo de arriba lo he aclarado porque uno de los irreductibles galos del mediodía es GimnasioMan, un chico que no es para nada el típico cachitas, pero que no está mal. Es guapete de los que me van a mi, con carilla listo y de buena persona: no es guapísimo que te mueres pero lo compensa con lo majo que parece. Tipo este.
Me imagino que, sin darme cuenta, mientras pienso toda la chapa que os he soltado en el párrafo de arriba, me debo de quedar mirando fijamente al pobre GimnasioMan cuando nos cruzamos en la sala de ejercicios. Él, que ve que le miro, debe de creer que nos conocemos de algo y a su vez me mira a mi para ver si cae. Y no cae, claro, porque no nos conocemos de nada. Pero como a mi no me hacen falta sardinas para beber agua, aprovecho que el Pisuerga pasa por Valladolid y me saco un cuento chino de la manga para hablar con él:
-Perdona, ¿por casualidad eres Pedro?
-No, no, no soy Pedro.
-Ah, disculpa, es que llevo varios días pensando que me sonaba tu cara pero no estaba segura y como hoy me parecía que te me quedabas mirando he pensado que era porque eras Pedro y en realidad sí nos conocíamos. Pero ya veo que me he equivocado, así que perdona.
-No, si sí que te estaba mirando, pero no porque te conozca sino porque quería conocerte y estaba pensando en una excusa para acercarme, sólo que no se me ocurría.
(¡Toma ya, por lista! El cazador cazado. Ahora me daría el mute de la vida y me quedaría sin palabras por el corte, pero como esta es una entrada de "no me lo creo ni yo" no me achanto y contraataco)
-¿Dices una excusa como inventarte que te llamas Pedro y que nos conocemos de antes? No, a mi tampoco se me habría ocurrido. (Sonrisa angelical)
Y claro después de una conversación así vienen unas cañas. Un cine. Unas palomitas. Y un vivieron felices y comieron perdices, desde luego. Qué menos.
Total que, como ya os podréis imaginar, este post es real hasta la foto. A partir de ahí todo es trola trolera cascabelera. La cuestión es: ¿Por qué? ¿Cuál es la razón de que no haya hecho una cosa así ni tenga la más mínima intención de hacerla? Y la respuesta no está tan clara como parece.
Diría que es porque soy una culocagao, pero lo cierto es que eso no influye mucho, la verdad. Yo a GimnasioMan no lo conozco de nada, no me interesa (seriamente) en absoluto y su rechazo me iba a resbalar total. Me abollaría un poco la carrocería por aquello de la autoestima y eso, pero ni siquiera mucho, porque en realidad le comprendería perfectamente: que me aborde una loca stalkeadora de gimnasio con el moño más cutre del mundo en la cabeza tampoco sería mi mayor ilusión. No es una autocrítica, ¿eh? Que no es por que sea yo, sino en general, si me pasara a mi con otro tampoco lo consideraría un premio de la lotería, vaya, ya me entendéis.
El tema me preocupa porque no es que no lo haga por miedo sino porque estoy firmemente convencida de que no serviría de nada. De que la conversación acabaría en "no, no soy Pedro". Estoy absolutamente segura, sin atisbo de duda. Por eso no me merece la pena hacer la patochada. El problema es que yo NO debería estar segura de eso. Debería creer que en la vida nunca se sabe y que todo puede pasar. Confiar en que, de vez en cuando, ocurren cosas buenas. Tener fe en que lo mejor está por llegar.
Me doy cuenta de que ya no la tengo.
Y eso sí que me da miedo...
No solo me reconozco en lo que sientes. Además, me he percatado de que cuando una moza se me ha acercado con alguna escusa igual de peregrina, no soy capaz de reconocerlo como intento de ligoteo.
ResponderEliminarSiempre acabo pensando en plan "jeje, si no me estuviese pasando a mi cualquiera diría que me estaba tirando fichas". Pero es que, analizado a posteriori, ¡no había otra explicación! Y yo nunca lo veo en directo.
Hablo en presente, pero hace unos cuantos años/kilos que no me pasan esos acercamientos, claro.
Ese no es el talante. no y no.
ResponderEliminaralegria y pa lante
más vale pedir perdón que pedir permiso.
Si además somos todos unos blanditos
que caemos ante la primera sonrisa!!
animos mil!!
Pepito, ¡¡pues hay que verlo en el momento hombre!! Habría que plantearse trabajar esa rapidez de reflejos, ¿eh? jajaja
ResponderEliminarEl primo de ECDC, tú siempre dices que hay que tirarse a la piscina y tal, pero llevarás, como ECDC, 1000 años fuera del mercado. Habría que haberos visto en vuestros tiempos de solteros, a ver si eráis tan valientes como predicáis, que no es tan fácil en vivo y en directo. Jajajaja
En finnnn, que gracias por los ánimos!!
Toda la razón!!ya no sabríamos ni comprar en los outlet del ligoteo!!
EliminarSiempre he sido muy malo en el juego medio. O jaque pastor al empezar o aburrir la partida hasta llegar a tablas.
Abrazuuchos.
Por eso, independientemente del resultado, debes hacer lo que te apetezca.
ResponderEliminarA veces alguna amiga me pregunta si después de una cita, es demasiado temprano escribirle al tío x horas o días más tarde y si el tío se va a asustar y si es mejor esperar un poco.
Mi respuesta siempre es la misma: haz lo que te salga del toto. Si a él le gustas, da igual si le escribes 5 minutos después de que se vaya de tu casa o tres días más tarde. Le va a encantar igual recibir tu mensaje. Si al tío no le interesas un carajo, ya te puedes esperar el tiempo que quieras para no parecer ansiosa o desesperada que le va a repatear tu mensaje.
Resumen: al margen de lo que pueda pasar, haz lo que sientas y lo que te apetezca.
Y ya.
Besos,
Maribel.
Si te animas a usar esa táctica tienes que usar un nombre poco común. Una vez llamaron a mi casa preguntando por Beatriz, pero no era yo. Se habían equivocado de número, pero coincidió que preguntaban por otra Beatriz y claro, hasta que descubrimos el error fue una charla extraña.
ResponderEliminarImagina que le preguntas si es Pedro y ale, resulta que de verdad se llama así. Te quedarías tan cortada que ya no habría manera de salvar la situación. En cambio, si en vez de Pedro le preguntas si es Wenceslao ya tienes más posibilidades de que triunfe tu plan :D
A partir de mañana dile hola cada vez que lo veas, el acabará haciendo lo mismo y cualquier día que lo veas fuera, hola ¿cómo estas? y ya está
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