Dar la bienvenida oficial a la primavera iba a ser mucho cartucho teniendo en cuenta que la meteorología de los últimos días de dedica, mayormente, a jugar al despiste y a intentar quedarse con el personal haciendo que ni el tato tenga la más mínima idea de qué ropa ponerse cada mañana. Te vistas como te vistas sólo hay dos cosas garantizadas:
-Que vas a pasar calor y frío (sí, las dos cosas) en algún momento del día. SE-GU-RO
-Que vas a parecer un sherpa cargado con prendas de abrigo y para la lluvia que pensabas que ibas a utilizar durante tu laaarga jornada fuera de casa y que luego, ¡oh sorpresa!, has usado cinco minutos o no te han servido absolutamente para nada.
Así las cosas, no podemos cantar victoria con esto de la primavera, pero es innegable que algo ha cambiado. Y es que hoy he abierto mi armario de la cocina en busca de cereales, he movido sin querer el bote de nocilla y he podido apreciar que... ¡estaba en estado líquido! Sí, queridos lectores, como os lo cuento. Tenía textura de crema, vamos, la textura que se supone que tiene que tener ese producto en concreto y que en mi superguarida no tiene durante más de la mitad del año. Los pingüinos con los que convivo pueden confirmar que en mis dominios la nocilla se corta con cuchillo y se come a daditos. Por suerte o por desgracia, es marca de la casa.
Por eso comprobar que ya han llegado los meses en los que mi crema de cacao se puede extender sobre pan es una gran noticia porque significa que se avecinan cambios igual de molones o más. El primero de ellos que voy a poder salir, por fin, de la cama.
Y es que, el truco para convivir con pingüinos y que la cosa sea medio llevadera para alguien que no es vecino de Papa Noel ni procede del Polo Norte es pasarse la vida debajo del edredón. Así que, como desde que mi tele hizo su declaración unilateral de independencia tampoco tengo muchas razones para estar en mi salón, este invierno lo he pasado básicamente en mi dormitorio. y más en concreto en la cama, donde estaba cómoda, calentita y (casi) protegida de la crueldad del mundo. Allí he leído, allí he organizado mi agenda, allí he ordenado la mochila del gimnasio, allí he escrito, allí he naufragado en Internet hasta las mil y, no os voy a engañar, allí incluso he llegado a comer algún tentempié en días especialmente fríos en los que prefería guarrear que morir congelada en la cocina.
La cosa era tan grave que en algún momento me he recordado a mí misma a Edgardo, (el de Eloísa esta debajo de un Almendro) que después de un desengaño amoroso juró que se iría a la cama para no levantarse más... y allí se quedó los siguientes 40 años. La diferencia está, claro, en que él tenía una cama con ruedas y unos mayordomos fieles que le hacían compañía y le llevaban de viaje por los mejores trayectos ferroviarios de España... Pero bueno, oye, no se puede tener todo.
El caso es que ha empezado oficialmente la temporada de nocilla en estado líquido y hoy, por primera vez desde hace meses, he estado más de una hora en mi casa y fuera de la cama. ¡FUERA! De hecho, estoy en condiciones de afirmar que escribo esto sentada a la mesa de mi salón. En una silla. U-NA-SI-LLA. No recordaba ni la sensación. ¿Creéis que cuando me levante me dolerá el culo en plan agujetas por falta de costumbre?
Yo apuesto a que sí.
Seguiremos informando. ;P
La película me ha dejado anonadada pero que tú lleves dos inviernos sin calefacción más.
ResponderEliminar¿Tu casero no corre con esos gastos?
Qué descubrimiento de película! Me ha hecho mucha gracia todo, lo del hombre eternamente acostado y la mujer empeñada en que los ladrones atacan su casa día sí, día no ;P
ResponderEliminarA mí es que me gusta más la nocilla sólida. Así te puedes comer la avellana por un lado y el cacao por otro. La idea es mezclarlo, pero sólido no hay manera y además creo que se disfruta más así.
Saludos ;)
Pero, pero, pero, pero ¡¡NO PUEDE SER!! ¡¡¿¿NO CONOCÍAIS "ELOÍSA ESTÁ DEBAJO DE UN ALMENDRO"??!! Pues esa obra de teatro genial, GE-NI-AL. No podéis seguir viviendo si leerla. Es un descojone perpetuo.
ResponderEliminarPseudo, para tu tranquilidad de hermana mayor, decirte que SÍ tengo calefacción. hace frío porque me paso el día entero fuera de casa y cuando llego tarda en calentarse (milagros en Lourdes). Pero cuando se calienta ya estoy bien. Aquí dramo porque ¿qué sería la vida sin un poco de drama? Jajaja
Doctora, todas las de Jardiel Poncela son geniales, estaba loco. Anímate a leer sus obras. A mi me hacen más gracia incluso leerlas que verlas porque hasta con las acotaciones te partes, de verdad. Yo soy fan fan.