Con la mano en el corazón os lo digo: a mi la vida no me cunde. No sé qué leches pasa. Tengo claro que no es una desincronización planetaria de ninguna clase porque el otro día hice otro vuelo de reconocimiento por la atmósfera para asegurarme de que la Tierra no giraba más rápido que antes y os puedo confirmar que está todo en orden y que SÍ, que sigue tardando lo mismo en dar una vuelta completa y que por tanto los días siguen teniendo 24 horas. Vamos, como siempre. Entonces, insisto: ¿qué leches pasa?
Que a ver, a mi esto de que los minutos se me escurran entre los dedos y que no de tiempo a hacer ni la mitad de lo que me gustaría cada día me ha pasado un poco desde siempre, pero es el tema está alcanzando últimamente cotas preocupantes. De verdad. No hago más que robarle minutos a mis horas de sueño para tener más margen, pero no hay tutía, oye. Sigo yéndome a dormir dejando pendientes un montón de cosas que se acumulan de un día para otro. No sé. Será que no me concentro lo suficiente o que no domino los trucos para ser productiva o qué sé yo. Pero mi rendimiento tiende a cero.
Por eso precisamente me da tanta envidia esa gente a la que le cunde tanto todo. Los típicos que siempre se han visto todas las temporadas de la serie de turno, que se han leído todos los libros que tú todavía tienes en la lista de pendientes y que han ido a todos los conciertos y musicales que quitaron de cartelera antes de que tú pudieras comprar una entrada.
Los típicos que trabajan, viajan, hacen stories en Instagram, se enteran de todas las movidas de Twitter, van siempre perfectamente depilados, nunca se les ven las raíces de las mechas del pelo y seguro que su casa está limpia y ordenada a más no poder. Los típicos que jamás se les queda la nevera vacía porque siempre han tenido tiempo para hacer la compra antes de agotar existencias y los típicos que en su vida se han visto obligados a llevar calcetines de deporte con zapatos negros porque nunca les ha faltado tiempo para hacer las coladas que sean necesarias. Los típicos insoportables.
Mi estatura es bastante normalita, así que siempre me he preguntado qué se sentirá siendo alta, viendo la vida por encima de las cabezas de los demás y sin que nadie te tape la pantalla en el cine ni el escenario en los conciertos. Tampoco soy Miss España así que siempre me ha dado curiosidad cómo se llevará el día a día siendo guapísima, notando que te miran y que te tratan de forma distinta sólo por tu cara bonita. Pero lo que más me gustaría saber, realmente, es cómo se vive cuando te da tiempo a todo. Cuando en lugar de tener listas interminables con tareas pendientes lo que tienes es una columna entera llena de ticks que señalan que todas esas tareas ya están hechas. Sería genial.
No sé. Igual me hace falta el giratiempo de Harry Potter. O el Delorean de Regreso al Futuro. O una lámpara maravillosa de la que salga un genio que me conceda el deseo de ser más eficiente y productiva. Yo qué sé. Pero algo tengo que hacer, ¿eh? Con la mano en el corazón os lo digo.
Lo del paso del tiempo es un misterio. A mi me pasan no ya los días, sino las semanas, volando.
ResponderEliminarPero bueno, lo mejor es tomárselo con filosofía y practicar un poco de "carpe diem" de vez en cuando (cuando las obligaciones lo permitan) para no estresarse.
De todos modos, te deseo suerte en tu búsqueda del giratiempo. ;)
Jamás he llevado calcetines de deporte con zapatos negros...ahí lo dejo.
ResponderEliminarEstoy igual... no tengo hijos, por lo que se supone que tengo tiempo ifinito para dedicar a cosas interesantes y productivas, pero no hago nada de nada y se me pasa el día in albis.
ResponderEliminarNo estudio ningún máster, ni voy a ningún curso de danza del vientre, ni dedico tiempo a ninguna ong, ni voy al gimnasio todo lo que debería... nada de nada, y apenas tengo tiempo de decir "esta boca es mía".
Qué desastre...
Ayer era navidad y ahora faltan 10semana par las vacaciones del los niños
ResponderEliminarTe entiendo muy bien. Yo antes era como tú. Pero tener trillizas hizo que cambiase mi modo de ver la vida. Ahora es como si estuviera en otro nivel, en otro plano astral.
ResponderEliminarEs complicado de explicar, porque tienes que vivirlo, pero lo intentaré. Tu error y el del resto de los mortales es contar el tiempo en minutos, horas, días... Cuando tienes bebés en casa la medida mínima es la quincena. El día y la noche pierden significado, se confunden en el cosmos y entonces eres capaz de trascender al tiempo y al espacio. Los calendarios te empiezan a hacer gracia, como la sección de horóscopos del Diez Minutos, y los relojes explotan cuando los miras fijamente.
Dicen que con los años se recupera la noción mortal que tenéis los demás. Pero de momento vivo sumergida en este extraño jet lag, inaccesible a los que no tenéis hijos.
Buena suerte. Nos veremos al otro lado.
Tarambana, si encuentro el giratiempo y te portas bien igual lo comparto contigo. Pero SÓLO a lo mejor, ¿eh jajajaja
ResponderEliminarPseudo, estoy absolutamente convencida de eso, tú eres de las que te cunde, está clarísimo y se nota a la legua ;P
Maribel, qué me vas a contar, hija mía ;P
PapaCangrejo, 10 semanas para las vacaciones??? 10??? Bueno, eso por lo menos tiene la parte positiva de las vacaciones jajaja
Doctora, jajaja, estás en otro plano astral, eso lo explica todo