Sí, por favor, a mi también lo de la imagen de arriba. Y que de paso le haga comer sano, hacer más ejercicio, no quedarse atrapado en bucles, conseguir ver algo claro, confiar en el futuro y tener un poquito, UN POQUITO, de suerte.
A ver, quien sea que tenga mi muñeco, que espabile.
Como muchas cosas centrales de mi vida van mal de forma sostenida desde ni se sabe, en los momentos de bajona yo tiendo a pensar que soy gafe o que me ha mirado un tuerto. Tanto, en realidad, que ya en el colmo de la desesperación oí el otro día a una chica decir que su abuela quitaba el mal de ojo y me planteé seriamente probar a ver si podía sacármelo a mi. No es que crea yo mucho en esas cosas, pero he hecho otras acciones menos frikis y más razonables que tampoco han servido de nada, así que tampoco me parecía tan loco intentar oooootra opción más.
Todavía estoy en proceso de reflexión, ya os contaré si me decido. El caso es que dándole vueltas a esto del infortunio conocí a un pobre chico que también tiene un curriculum en desastres varios que telita. Y pensé: si nuestros gafes compitieran: ¿quién ganaría? ¿Cuál tendría más potencia? Si los dos circuláramos por una carretera en la que hay un clavo en el asfalto, ¿qué coche pincharía, el suyo o el mío?
De hecho, me acuerdo que ya pensé algo así durante el CoronApocalipsis, Aquello fue tan tocho que se suspendieron eventos GIGANTESCOS que nunca antes se habían cancelado y yo me preguntaba quién de los afectados pensaría que tiene la maldición más heavy: el que consigue cargarse Eurovisión, el que logran tirar por tierra las Olimpiadas o el que estaba a un partido de ganar la liga justo antes de que la pararan. Porque todos ellos tienen superpoderes en plan mal potentes al máximo, ¿eh?
Así que, pensándolo bien, igual el truco es eso, ¿no? Encontrar a alguien con peor fortuna que tu y pegarte a él en modo escudo para que vaya por delante atrayendo (y padeciendo) las desventuras del mal de ojo y te deje el camino despejado. Un poco la idea de esta joya del séptimo arte (ejem, ejem), pero sin tener que intercambiarla con nadie ni equilibrar nada.
¿Os imagináis que funcionara? ¡¡Sería taaaaaaaaaaaaaaaaan guay!!
(Bueno, otra vez voy a usar un vídeo que está lejanamente relacionado para explicar una idea. No os lo toméis literal. Y paciencia, por favor)
Estoy en el mismo proceso que Maggie en la peli Novia a la Fuga. Y no, ni estoy probando huevos, ni he escapado de varias bodas, ni adapto tanto mi personalidad a mis parejas que pierdo mi identidad. Pero me pasa como a ella, que no sé quién soy. En serio, ni repajolera idea. Y tendría que ser al revés, ¿no? Pasan los años y te vas conociendo cada vez mejor y teniendo cada vez más claro lo que quieres y lo que no. Pues yo ni zorra.
Estoy en más de la mitad de mi vida y no he conseguido nada de lo que creía que quería. Y lo peor es que ya no sé si lo quería de verdad o simplemente me había encabezonado porque no lograrlo me dejaba a la altura del betún ante mi misma y ante los demás. Ahora ya da lo mismo. Mi nivel de hartazgo es tal, que si alguna vez lo quise, ya no.
Pues muy bien, paz por fin. Aleluya, hermanos ¿Problema? Que lo de antes ya no sirve, pero no han aparecido objetivos, ni metas, ni sueños nuevos. Y (again) lo peor es que no sé si es porque no tengo o porque ya no me quedan energías y voluntad de emplear esfuerzos en nada de lo que no esté segura 100%. Ciento por ciento de algo: de que me gusta, de que se me va a dar medio bien, de que tiene futuro... De lo que sea, no hace falta de todas, pero por lo menos de alguna, una mínima garantía que me haga verlo claro. Que no es pereza, que no es que esté hasta el mismísimo unicornio de romperme los cuernos en lo que sea (que un poco también, no os voy a engañar). Pero poco. Lo principal es que no me apasiona, que no me apetece, que no me visualizo haciéndolo a largo plazo. Ojalá querer sobre todas las cosas ser neurocirujana aunque signifique estudiar otros 5000 años a muerte. Ojalá, de verdad. Porque vendría aquí y me quejaría y lloraría de lo mal que lo estoy pasando, pero le encontraría sentido a algo.Y es que ahora, como dice el meme, sentido no nos queda, ninio, solo Maxibon.
Y no sólo en lo profesional. Ojalá ser una loca del crossfit con llegar al iron man de Australia como principal motor de mi vida. Ojalá saber que mi sitio está viajando por la India de mochilera. Ojalá ilusionarme al máximo al abrir un canal de youtube para hablar de libros y brindar por cada nuevo seguidor. Ojalá querer con todas mis fuerzas arrancar un negocio con juegos de scaperoom inventados por mi. Ojalá esperar mordiéndome las uñas la última canción de un artista, o un nuevo juego de mesa o que (y OJITO con esto porque ODIO el futbol por todas sus implicaciones no deportivas) mi equipo llegue a la final de la liga. Ojalá, de verdad. Pero no es el caso
Y por eso estoy, como Maggie en el vídeo de arriba, delante de un montón de metafóricas recetas diferentes de huevos para intentar averiguar cuál me gusta lo suficiente como para ponerme a cocinarla, para apostar por ella. ¿Me explico?
Me imagino que se junta el hambre con las ganas de comer. Por un lado esta rabia, esta furia por la sensación de estar siendo castigada injustamente. El enfado monumental, la indignación de sentirte timada, estafada, robada. Y luego viene la desesperanza más absoluta.
Porque para sobrevivir al dolor más intenso que has sufrido, tú inventas una historia, un cuento en el que semejante daño tiene sentido. Lo necesitabas para darte cuenta de una carencia y ponerle remedio. Era un ensayo general con suplentes que te iba a preparar para el estreno de verdad. Y gracias a esta explicación consigues seguir adelante.
Pero luego pasan los meses y el estreno no llega. No aparecen las estrellas del reparto y no hay ocasión de poner en escena eso que con tanto sufrimiento tuviste que aprender. Y entonces se te cae el relato que te mantenía en pie y sólo te queda una herida que no cicatriza ni a tiros y un dolor que se ha podrido con el tiempo y se ha ido filtrando hasta el último rincón de tu alma.
Ahora corre por tus venas ácido sulfúrico que está corroyendo tu positividad, tu energía, tu sentido del humor, tus fuerzas, tu fe, tu esperanza. No te queda nada dentro para volver a ponerte en pie. Nada.
Tras varios años alejada de los escenarios (siempre he esperado el momento de poder utilizar e la vida real esta frase típica de artículo de prensa rosa) he vuelto a meterme en una movida teatrera. esta vez un poco distinta a lo habitual, porque es teatro sin texto, es decir que se inventa la escena en tiempo real, tal como se te va ocurriendo. ¿Qué implica esto? Que el nivel de locura siempre presente en cualquier proceso creativo crece exponencialmente.
Esto quiere decir que una vez a la semana yo asisto a charlas de móviles invisibles en un idioma inventado mezcla de alemán y portugués. Que veo a un pianista acudir a un brujo para que le arregle los dedos, que se le han quedado anquilosados en forma de cuernos de tanto tocar. Que presencio una visita al cementerio que acaba con una huida en paracaidas para escapar de los zombies. Que colaboro para inventar una religión nueva porque alguien sin querer ha pisado una hormiga que era la reencarnación de Buda y el budismo se ha acabado. Y todo así, ya os hacéis una idea.
Me alucina darme cuenta de los surrealismos que tenemos todos en la cabeza cuando nos fuerzan a inventar en vivo y en directo. Como nos influye el día que hayamos tenido, nuestros gustos, nuestras fobias, nuestras obsesiones. Como algunos en medio de cualquier surrealismo terminan metiendo siempre humo de tabaco y bendiciones, o mezclando en el bullullu a algún superhéroe o al actor de moda de Hollywood o los que acaban todas sus historias con explosiones o muertos.
Me flipa también ver lo que tengo yo en la mente, ahora que estoy en una de los bloqueos creativos más heavys que he pasado. A pesar de este entumecimiento cerebral, he conseguido convertir piratas en directores de orquesta, denunciar a Llados por piratearme el canal llenándome los comentarios de gente que odia tener fucking panza y acabar en comisaria con Brad Pitt por intentar escapar en tirolina de una montaña rusa averiada.
¿Ya habéis pensado los propósitos para Año nuevo? A mi se me están haciendo bola. Una mezcla de excesiva conciencia de la limitación del tiempo, falta de motivación y hartazgo de fracaso me mantienen aprisionada en el folio en blanco. Estoy por coger la lista de otros años, escoscarla un poco y proceder a ignorarla, como es tradición.
Ooooooooooo, podría hacer como el tronchante Benja Serra (@Benjaserra), que es un crak divertidísimo que siempre da en el clavo con sus videos y que ha hecho uno con los objetivos que sí o sí VAS A CUMPLIR. Así evitas todo rastro de culpabilidad.
(No sé insertar el clip porque lo he visto en Twitter. Este es el enlace)
Pedir postre, llegar tarde, ignorar mensajes... esta es la clase de propósitos que me siento capaz de conseguir sin problemas. Me gusta especialmente el de poner excusas cuando no quieras hacer algo. En concreto la excusa de que la luna está en cuarto menguante me parece la mejor del mundo, la voy a adoptar para todo.
En finnn... Yo de todas maneras no pierdo la esperanza y me doy de plazo este mes para hacer una lista seria que por lo menos pueda intentar. Y hay una que sí o sí o si o si o si TIENE que estar en ella: una amplia y detallada visita al punto limpio. Tengo muuuuuuuuuuuuchas cosas de todos los tamaños, formas y colores de las que deshacerme y eso que la secuela del complot de los electrodomésticos no ha hecho más que comenzar. Y que hago la vista gorda por pura pereza con varios de los otros nominados a abandonar la casa. De hecho, estoy a un paso de desear que venga otro mierderTsunami que me haga el trabajo sucio (nunca mejor dicho) de pensar los candidatos a la expulsión y me obligue a tirarlo todo sin mirar.
(Por favor, universo,. ERA UNA BROMA, no quiero otro mierderTsunami, ¿eh? ¡¡POR FAVOR!! Que con la rachita que llevo eres muy capaz de tomártelo al pie de la letra y mandarme otra fiesta de los zurullos)
Como estará el tema para que me vea obligada a hacer esta aclaración, ¿eh? Qué triste.
Bueno, primera entrada de 2025 y ya voy con seis días de retraso. Un aplauso por favor.
En fin, más vale tarde que nunca. La idea es sustituir la programación depresiva de final de año por un tono más ligerillo, pero como semejante cambio de tercio es mucho cartucho, voy a empezar con algo intermedio. Y breve, por favor, que tenemos todos el buche lleno de las comilonas de estos días y no estamos para turras.
Así que sólo diré que mi deseo para estos primeros meses es que me venga "el bofetón". Este término técnico lo aplico yo a cuando te estás quejando a tope porque algo ha salido fatal y estás cabreadísima e indignada al máximo explicando la injusticia a todo el que quiera escucharte y de pronto, de golpe, ¡ZAS! te pasa algo muy bueno que te echa abajo la narrativa que con tanta vehemencia estabas defendiendo.
Que por un lado te alegras, claro, pero por otro se te queda cara de idiota por lo rápido que han cambiado las tornas. Porque de repente parece que te estabas inventando todo el drama, como cuando llamas al técnico porque el ordenador falla y justo cuando él lo mira funciona todo a las mil maravillas, dejándote a ti como un inútil integral.
Bueno, pues vale, sí, para ti la perra gorda. Inútil, drama queen, exagerada, pupas, lo que quieras, déjame a los pies de los caballos, que quede todo lo mal que tenga que quedar, pero que me venga el bofetón pronto.