domingo, 1 de agosto de 2021

Los hitazos olímpicos

Las Olimpiadas molan por la cantidad de deportes que se pueden seguir a la vez, disciplinas que no es habitual que se televisen ni se vean en prensa. Molan por esa mezcla de países, de culturas, de costumbres, porque siempre aprendes alguna bandera nueva que no tenías en la memoria. Molan por ver grandes leyendas en sus especialidades, verdaderos monstruos, compartiendo pista con algunos de los que, con suerte, les sustituirán en los primeros puestos cuando se retiren. Y molan, sobre todo, porque son impredecibles. Porque, aunque haya favoritos, siempre hay sorpresas. Casi desconocidos que, por casualidades de la vida, dan el campanazo (¿verdad, Anna Kiesenhofer?). Porque hay fijos en las apuestas de podium que se dan el batacazo (¿verdad, Djokovic?) y bronces que saben a oro (¿verdad, Carreño?). Molan porque ves pasión, entrega, dolor, frustración y la satisfacción indescriptible de dar el 1000 por ciento tras un esfuerzo titánico.

Y además pasan taaantas cosas que hay para llenar tres cuadernos de anécdotas y tuitazos. 

Hasta ahora para mi la mejor de estos juegos es esta, taaaan surrealista que parece invent


O plot twist tan inesperadísimos que también parecen fake


Luego ha habido más de dos y más de tres olvidos de deportistAs, que bueno, mejor no comentar porque pa'qué.



Y no han faltado, como no, las típicas coñas infantiles con los nombres, que siempre tienen su público.



Los JJOO nunca defraudan y aún no han terminado. A saber qué nos espera.

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