martes, 12 de octubre de 2010

No-Oscar al mejor guión

El otro día salí de fiesta por un sitio en el que parecía que la mitad de la población mundial había quedado con la otra mitad. Vamos, que no sé como la Tierra no se desplazó de su eje dos centímetros, porque el peso de todos los habitantes del planeta se concentraba en sólo punto: en concreto el del lugar donde yo estaba de marcha.

La parte mala de esto fueron los millones de empujones y pisotones que me llevé y los cientos de litros de alcohol que me tiraron por encima. La parte buena es que entre toda esa gente estaba también ÉL. Cuando vi esos ojos azules acercándose a mí entre la multitud, el tiempo se detuvo. Bueno, no, retrocedió. Exactamente hasta hace 10 años.

Le conocí en el primer verano en el que me dejaron contar cosas. Era guapísimo, mayor y él YA contaba cosas, lo que para mí entonces era el no va más. Choqué con sus ojazos mi segundo día de trabajo y decidí que quería seguir chocando con ellos, así que me especialicé en su especialidad. La pena es que él no se dedicara a contar cosas sobre fiestas o deportes, sino sobre una especie invasora de uno de los ecosistemas de Speedytown, lo cual era una juerga continua, ya os podéis imaginar.

Total, que allí estuvimos todo el verano, la mar de entretenidos. Por razones que no acierto a comprender, mi irresistible manera de ordenar los folios y mi arrebatadora forma de buscar un boli en la mochila no fueron suficientes para conquistar su corazón, así que no fuimos felices ni comimos perdices. Pero desde entonces, y hace ya diez años de eso, no he vuelto a encontrar unos ojos como los suyos.

Y de repente allí estaba él, de nuevo. Y yo. Cuando se abrió ese túnel del tiempo, no pude evitar pensar... Si esto fuera Dirty Dancing, me diría "No permitiré que nadie te arrincone" y me sacaría bailar. Y si fuera Oficial y Caballero me cogería en brazos para alejarme de la multitud. En Love Story dirían "El amor significa no tener que decir nunca lo siento" y en Casablanca, "Siempre nos quedará París". Pero esta es la cruda realidad, así que sus palabras fueron: "Anda, qué alegría, cuánto tiempo. Te invito a una copa y nos ponemos al día".

Igual no le dan el Oscar al mejor guión... pero tratándose de él, a mí me vale.

8 comentarios:

  1. ¿Pero tu quieres un guionista o al mozo? Mujer si le dió alegría verte y te invita a una copa y a charlar ya está bien.
    Que no todo el mundo es un superheroe y ser original resulta muy dificil, mas en tiempo real.
    Besos

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  2. Ains, Qué poco glamour tuvo el susodicho! ¿Valió la pena? ¿Su conversación fue más impactante? Bueno, por lo menos te dijo algo, algo es algo! Besos!

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  3. Babilonio, Miss X, creo que me he expresado mal, no pretendía quejarme de lo que dijo el chico... Quería decir que casualidades como estas son las pequeñas grandes cosas cotidianas que alegran la vida.

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  4. ¿Y a que te hizo ilusión? La realidad siempre supera la ficción.

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  5. Las frases de cine en el cine se quedan.

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  6. Doctora, ¡y tanto que me hizo ilusión!

    Aitor, ya, las pelis son una cosa y la realidad otra... pero a veces la realidad mola.

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  7. Jejeje, pues tu originalidad contándolo bien merece un Oscar. :)

    Saludos, super romanticona!

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  8. jajajaja, si JuanRa, Oscar a las más pava, puede ser. XDD Uhmmmmmm, el super-romanticismo... igual es otro de mis superpoderes

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.