domingo, 3 de octubre de 2010

Mi primera vez

Estaba emocionada... y nerviosa. Sabía que una vez que pasara, ya nada volvería a ser lo mismo, así que busqué un compañero con más experiencia que yo, que me guiara para adentrarme con un poco más de éxito en esta nueva faceta de mi vida... la jungla laboral (Ayyyyyy, ya sabía yo que más de uno se esperaba ahora una entrada subidita de tono... ni que hubiera puesto un título equívoco y de doble sentido al post. Hay que ver qué mal pensados sois XDD)
Pues eso, que esta entrada va de mi estreno como contadora de cosas. Los que hayáis pasado de vez en cuando por aquí ya os imaginaréis que esta primera vez fue de todo menos tranquilita. Y como siempre, queridos lectores, estáis en lo cierto.
El caso es que me mandaron a contar que el presidente de Speedytown y alrededores iba a inaugurar algo en la Montaña Más Alta. En ese idílico lugar, al que había que subir en todoterreno y jugándose el tipo en cada curva, por supuesto no había cobertura de móvil, así que, conforme comenzó a acercarse la Hora Límite de Contar Cosas (en adelante Hora H), empezó a cundir el pánico.

30 minutos para la Hora H
Para llegar a tiempo tengo que bajar en el primer coche que me lleve a un lugar donde funcione el teléfono. Suplico, miento, engaño y soborno para colarme en este primer viaje, por delante de jefazos supremos, banqueros todopoderosos y por supuesto el presidente de Speedytown. En mi desesperación se me pasa por la cabeza fingir que estoy de parto...

15 minutos para la Hora H
Para contar cosas, necesito un sitio donde desplegar mis cachivaches y conexión a la red eléctrica. En el pueblo de tres habitantes al que me han llevado, sólo puedo ir al ayuntamiento, en el que me prestan una de las dos salas que hay. Y cuando ya tengo todo el chiringuito montado y dispuesta para contar...

5 minutos para la Hora H
-Aquí van a hacerle una presentación al presidente de Speedytown, tienes que irte.

Al borde del ataque al corazón, recojo tooooooooodos los cachivaches que componen mi chiringuito (móvil, ordenador, altavoces, papeles, micrófono, grabadora y cables varios) y empiezo a vagar por el ayuntamiento buscando un sitio donde poder hacer mi trabajo. Entre unas cosas y otras recibo dos millones de llamadas de mis jefes preguntando histéricos si estoy preparada para contar, a lo que yo respondo con la voz más tranquila que soy capaz de poner: "Por supuesto".

2 minutos para la Hora H
Desesperada, me meto en la única otra sala que hay en el ayuntamiento, en la que atienden al público y le suplico a la funcionaria que me deje quedarme allí, aunque sea en el suelo. La buena mujer, seguramente aterrorizada por la cara de loca que debía de tener yo a esas alturas, se resigna a que me tire al lado de la puerta y despliegue todo mi chiringuito y cuando le digo que necesito un enchufe me suelta:
-Pues.... desenchufa la fotocopiadora y usa ese.

30 segundos para la Hora H
Me están dando paso para que yo cuente cosas...
-Para hacer esta obra, necesitas este permiso y éste... y ahora tenemos que estar en silencio dos minutos para que la chica que está tirada en el suelo haga su trabajo.
No os puedo describir la cara que se le quedó al pobre contribuyente cuando la funcionaria le soltó esa perla. Es imposible de describir.

Total, que llegó la Hora H y conté cosas. No sé cómo lo conseguí, ni qué dije ni cómo superé ese día sin sufrir alguna lesión cardíaca. Recuerdo que pensé que, como la primera vez las cosas habían ido tan mal, las siguientes no podían empeorar... pero me equivocaba.

Cuando mi jefa intermedia me llamó para preguntarme qué tal había ido, puse mi voz más profesional y segura y, como toda buena currante, mentí:
-Ningún problema
-Vaya, así que.. ¿no has tenido que desenchufar ninguna fotocopiadora?
-¿Cómo sabes...?
-En contribuyente que estaba en el ayuntamiento... era mi marido.

En esta vida no se pueden tener secretos, ni siquiera laborales. Tiemblo por mi doble identidad.

10 comentarios:

  1. Yo también escribí una entrada en mi blog con ese título, para hacer la misma gracia. A los 2 meses, la entrada estaba llena de sudamericanos contándome cómo fue su primera vez.

    Prepárate para lo que te espera...

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  2. ¡Jajajaja! No pienso perder de vista los comentarios a este post...
    Mi primera vez (laboral), tenía al socio de mi empresa delante mío y, como nadie me lo había presentado, con todo el morro le pregunté: "Y, ¿quién eres tú?"

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  3. Impredecible, no me digas que tú y yo tenemos las mismas ideas. ¡¡¡¡¡¡Noooooooooooooooooooooooo!!!!! XDDDD

    Doctora, sí señor, tú empezando con buen pie y dejando las cosas claras. XDDDDD

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  4. Jo, el título era solo un cebo...
    :(
    Menos mal que cuentas con incondicionales que entraríamos de todas formas. ;)

    Yo no sé qué te pagarán como contadora de historias, Speedy, pero con seguridad: NO te pagan lo suficiente. Quéstrésss!! XDD

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  5. Aunque no era o esperado por el título...ha estado genial igualmente...

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  6. Un amigo mio en su primer dia de trabajo consiguio hacer desaparecer una carpeta enterita que contenia el trabajo de años, y no, no era mago...

    Y otro decidio cambiar el sistema operativo de su ordenador... asi, porque le dio la gana...y no, no era informatico....

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  7. JuanRa es que el mundo de los blogs se ha vuelto tan difícil que ya tengo que recurrir hasta a cebos, como los programas del corazón XD. Y SÍ, te lo puedo asegurar, NO me pagan lo suficiente.

    Gonzalo, mil gracias, aunque no fuera lo esperado XD

    Goethita, tus dos amigos son un par de ases... podíamos fundar un club de desastres primerizos entre todos.

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  8. Vaya tela eso de contar cosas...

    Cuidado con esa doble identidad, el día menos pensado te juega una pasada.

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  9. ¡Jajajaja, buenísimo! ¡Queremos más anécdota de contar cosas!

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  10. Omelette, no te lo puedes ni imaginar, mucha tela... pero yo creo que por ahora mi identidad secreta está a salvo. XD

    Zorro, puffffffff, tranquilo, historietas de contar cosas tengo para dar y regalar.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.