viernes, 21 de febrero de 2025

Brazos tatuados y magia

 

 

No me suelen gustar los podcast de chicazos, ni los brazos tatuados, ni el fútbol, así que esta vez me ha venido bien que el algoritmo de Youtube no tenga ni la más remota idea de lo que debería sugerirme. Y es que si la tuviera jamás me habría mostrado en recomendaciones la entrevista de arriba de Álvaro Benito, que me ha encantado, la verdad.

Como soy una peor de la vida, ni siquiera me sonaba el nombre y así de primeras había pocas posibilidades de que yo me parara a escuchar a un futbolista metido a cantante. Pero lo cierto es que este señor habla muy bien y tiene muchas cosas interesantes que contar. Como yo le tengo bastante manía al deporte rey por abusón y por eclipsar a las otras disciplinas deportivas, todo el periplo hasta llegar a primera fila del Real Madrid me engancha poco. Pero un protagonista en plan epopeya del héroe luchando contra adversidades sobrevenidas y encontrando caminos alternativos... Eso sí, esa es mi mierda, desde luego. 

Y el story telling del viaje vital de este señor cuadra a la perfección con una película de aventuras clásicas. Dificultades, ascenso, contratiempo gigante, lucha para recuperar lo perdido, éxito final alternativo. Le añades un par de dragones, algún que otro caminante blanco y una chica con pelo rubio y tienes el guión de Juego de Tronos. Bueno, no voy a exagerar, pero lo que es irrebatible es que a este tipo le han pasado cosas increíblemente buenas y putadones enormes que se las han quitado. Tuvo que luchar para que la rabia no le paralizara, reinventarse, ser imaginativo, currárselo, buscar alternativas. ¿Que hay gente que hace todo eso y no le funciona? Irrebatible también. Pero eso no le quita mérito a él ni emoción a su historia. 

Me han molado muchas de las cosas que cuenta, pero me ha resonado especialmente lo de la hora y 15 minutos, donde habla de la paz que hay al otro lado de las derrotas, cuando te permites por fin cerrar capítulo, asumir que lo que no puede ser no puede ser y empezar algo nuevo. Cuando rendirse se convierte en la primera batalla ganada. Sobre todo porque no parece que un tío claramente tocado por la magia de la suerte (para llegar dos veces al exitazo en dos cosas totalmente distintas hace falta un poco de magia, no me digáis) también lo haya pasado mal y sufrido y acumulado fracasos hasta lograr el triunfo. No parece que haya tenido que rendirse nunca y bueno, pues así ha sido. Sólo que él tuvo la fuerza para no hundirse y la capacidad de encontrar otra pasión igual de fuerte.

Ojalá yo.

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