miércoles, 11 de noviembre de 2020

¿Os lo creéis? 0: La explicación

Estoy intentando escribir. Escribir algo de verdad, digo, no sólo dar la turra aquí. Y lo que son las cosas, oye. Después de una década de bloguerismo extremo y no tanto, he adquirido un estilo definido, una voz literaria muy reconocible, lo cual, bueno, no me parece mal. Me gusta. El problema es que dificulta bastante escribir otras cosas, ficción fundamentalmente, porque no puedo evitar que se me oiga por todas partes, lo que resta enteros de verosimilitud, credibilidad. Y si una ficción no se la cree nadie... ya me contaréis. Una chufa total.

Me cuesta todo, pero lo que más, los diálogos. He aquí el problema: en mi vida en 3D soy una negada en las conversaciones. Total. O sea, hablo un montón pero casi nunca digo lo que me gustaría. Suelto chorradas y absurdeces y lo que de verdad querría haber preguntado o respondido me viene a la mente 5 minutos después de acabar la interacción. Eso se me queda dentro, resonando en mi cabeza y luego quiero usarlo cuando escribo, pero siempre pienso que le falta verdad. Normalmente las conversaciones en la vida real son bastante mierdosas, ¿no? Las mías al menos. Por eso pienso que es difícil escribir diálogos buenos y que el espectador, el lector, se los crea.

No hay nada peor que se te ocurran frases brillantes y que con ellas sólo logres alejar a tus personajes y a tu historia de la audiencia porque les falta naturalidad y no permiten empatizar. ¿El ejemplo perfecto de esto? La peli Nuestros Amantes.  Me encanta la idea, me en-can-tan muchos de los diálogos pero hay tantas ocurrencias y tan juntas que no me creo nada. No me llega. Nadie habla así. Las películas, los libros, son mentira, lo sabemos, su magia es hacer que lo olvidemos por unos minutos. Si no lo logran, no son nada.

Los grandes escritores, los mejores guionistas, lo consiguen. Sus personajes dicen cosas grandilocuentes y profundas y sin embargo no suenan falsos. Ric puede soltar "siempre nos quedará París" y nos va directo al corazón. Baxter puede confesarle a Fran en El Apartamento que era una naufrago entre millones de personas hasta que vio sus huellas en la arena y no nos queda ninguna duda de que es sincero total. 

Los clásicos lo son por algo, pero también en mierdillas más actuales y mucho menos solventes se encuentran a veces buenas frases que nos creemos. Yo por lo menos. Dos ejemplos tontos.

Henry, el mejor personaje de Anatomía de Grey y uno de mis chicos favoritos del mundo, hace una de las más certeras descripciones rápidas de una persona. Si no os sabéis la historia es largo de contar, pero en resumen viene a ser esto: él se casa con la rubia por su seguro médico, después se enamora de ella, ella no de él y le va pidiendo opinión de los tíos con los que sale. En cuatro rasgos que entresaca de una conversación de media hora le convence de por qué no le conviene. Es un diálogo buenísimo, es TOTALMENTE irreal, pero me lo creo. No sé por qué

Me pasa igual en algunas pelis maluchas con los intentos de ligue del típico prota simpatiquete pero no especialmente guapo. Son conversaciones que chavales de esa edad no tendrían ni de coña y que si las tuvieran acabarían en cortazo total y drama, es decir, fracaso seguro. Y sin embargo, presenciadas a través de la pantalla, leídas en papel, me las creo. No sé. O al menos no me chirrían tanto como otras cosas.

No sé si me he terminado de explicar... espero que sí porque vais a ser mis conejillos de indias. Voy a probar aquí diálogos del estilo de los que querría usar en ficción para saber si os los creéis. O sea, son mentira, claro, pero si los leyerais, si los vierais en una peli, ¿os sacarían de la historia por falsos? Ya sé que es difícil decidir si os sacan de una historia que no os he contado, pero bueno, esto es un experimento... A ver qué sale. Los voy a poner en una serie de entradas que se llamarán ¿Os lo creéis? y esta es la precuela. Ya me contaréis.

3 comentarios:

  1. Creo que más que un tema de credibilidad puede ser un tema de gustos personales.
    Pero aquí estamos...para lo que se te ofrezca.

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  2. Pseudo, ¿tú crees? Hombre, los gustos influyen mucho, está claro, pero cuando suena falso, suena falso, yo creo. A todo el mundo, ¿no? Tu lees mucho y cosas muy distintas, tu opinión me ayudará a mejorar seguro. Gracias.

    Devoradora, gracias por la disposición, acabo de publicar el primero

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.