sábado, 28 de marzo de 2020

Escribir en tiempos de coronavirus VIII: el rincón de aislamiento

Bueno, lo voy a contar porque no sirve de nada seguir ocultando mi locura.

Esto del bichillo cabronazo lo estoy llevando mal porque es trágico (primero y principal), porque me informo demasiado (no consigo cerrar twitter lo que me angustia las 24 horas del día) y porque mi inutilidad completa (no sé coser mascarillas, no soy sanitaria, no tengo impresora en 3D para fabricar respiradores...) no me permite ayudar en nada. Así que concentro todas mis energías en no enfermar ni mental ni físicamente (para no saturar aún más el sistema) y no coger el puto bicho, al que odio con el ardor de mil soles.

Mi infalible plan para esquivarle es no salir (espera, hace cinco segundos que no lo digo ¡¡QUÉDATE EN CASA!!), por lo que lo único que he hecho en los últimos 15 días es comprar una vez y tirar la basura. ¿Problema? Que el que planeó mi edificio tenía la vocación frustrada de diseñador de palacios y para desquitarse le puso a mi comunidad TODAS las puertas que cabían. TO-DAS. No hay nada como tener que abrir con el codo para darte cuenta de la cantidad de obstáculos que hay entre tu piso y el garaje. Y la de veces que se apaga la luz del pasillo. Ni te cuento ya si vas cargado con bolsas, que te obligan a usar otras partes del cuerpo para evitar que se cierre el portón. Una gymkana que ni en Humor Amarillo, oye.

Total, que para dejar fuera de mi hogar al corona-hijo-de-puta me quito en la entrada los zapatos y la ropa que llevaba en la expedición. ¿Toda? Si, toda, porque es que al final con el codo con el que has girado el pomo te has rozado el costado que su vez has tocado sin querer al ir a coger tus llaves y la última puerta te ha rascado en la rodilla al cerrarse justo antes de que te inclinaras a quitarte el calzado y se haya frotado con los calcetines y... Que sí, mira, que todo fuera y al rincón de aislamiento (RA). El confinamiento del confinamiento.




El cabronazo del virus es resistente y dura hasta 72 horas en superficies como el plástico, así que yo dejo todo lo sospechoso de una mínima contaminación tres días en RA. Podría lavarlo, pero prefiero el aislamiento. En parte porque debido a la histeria del papel higiénico voy justa de desinfectantes y jabón y en parte porque me sirve un poco de terapia. Paso por el rincón y me imagino a trillones de virus agonizando, desesperados por no encontrar un huésped al que contaminar y me sirve un poco para descargar mi odio. Ni confirmo ni desmiento que se me escape algún grito de ¡¡MUERE MALDITO BASTARDO, MUERE!! cada vez que pase cerca. A lo mejor mis vecinos tienen algo que comentar al respecto...

4 comentarios:

  1. por lo que decís es verdad que estas al borde ja... no prendas mas la TV ni veas twitter, no te va a pasar nada si lo haces... y ocupate en hacer cosas, ya vi varios casos de gente cercana con ataques de pánico o cosas parecidas... saludos

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  2. Es difícil aislarse de las noticias, la verdad.

    Besos.

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  3. JLO, ya me gustaría cerrar twitter, ya... aún no lo he conseguido, pero estoy en ello. Poco a poco,

    Devoradora, sí que es difícil, sí,

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  4. Solo veo las noticias a mediodía y una vez.
    Usa guantes para subir y bajar y luego los friegas.
    Un tapón de lejía en un bote con spray lleno de agua es suficiente para limpiar toda la compra.
    Usa bolsa de tela si tienes.Tira todo el plástico y cartón de los envoltorios y luego te lavas las manos.
    Pide jabón, lejía, alcohol, guantes...en la siguiente compra.
    Fruta fresca y cerveza para la ansiedad.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.