miércoles, 18 de enero de 2012

Tiritas para heridas de bala

La vida es requeteperra. Creo que en esto estaremos todos de acuerdo. Los optimistas, los pesimistas, los odiosos suertudos a los que todo les sale bien y los pobres desgraciados que van de calamidad en calamidad. La vida duele. Es así. Es el precio que tenemos que pagar por disfrutar de los ratos buenos. Es lo que hay.

Lo sabemos y lo asumimos. Pero aún así no nos gustan los momentos malos y los intentamos evitar. Y cuando llegan (porque siempre terminan llegando) tratamos de acortarlos, mitigar el sufrimiento que nos provocan. Algunas veces, las menos, buscamos soluciones. Investigamos qué es lo que genera el dolor e intentamos cambiarlo. Sin embargo muchas otras veces no sabemos, no podemos o no queremos llegar al meollo del asunto y nos dedicamos a poner parches.

Más juergas para no estar en casa solos pensando en lo que nos duele, una ración extra de chocolate que suavice la tristeza de los días malos, nuevos amigos que ocupen el hueco que han dejado los que que han salido de nuestra vida, planes originales que nos distraigan de los pensamientos dolorosos... parches que nos ayudan a ir tirando.

Cogemos nuestro mejor chubasquero, las botas de agua y el paraguas grande, le echamos un par y resistimos como podemos la que está cayendo. A ratos la cosa no va mal, pero más temprano que tarde termina ocurriendo algo que desmonta nuestras defensas. Puede ser un comentario desafortunado en Facebook, un encontronazo en la calle o una canción a destiempo. El detalle más absurdo abre las compuertas del sufrimiento, que se lleva por delante los parches roñosos que con tanto esfuerzo hemos estado poniendo.

Y entonces nos quedamos frente a frente con el origen del dolor y nos damos cuenta de que no sabemos, no podemos o no queremos cambiarlo. Que mientras sigamos pensando eso que pensamos y que no sabemos, no podemos o no queremos dejar de pensar, el sufrimiento seguirá allí. Y que todos los parches que nos inventemos servirán lo mismo que una tirita en una herida de bala.

Es lo que hay.

20 comentarios:

  1. Y a veces nos encontramos en situaciones que son al revés, y de repente nos pasaalgo tan bueno que no sólo hace que salga el sol, sino que además nos sutura las heridas que llevábamos parcheadas ;).

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  2. Me falta el botón de "me gusta" del Facebook!!!!!!!

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  3. Muy cierto, no es fácil elegir entre sufrir o solucionar, yo estoy en ello.

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  4. Pareciera que los sentimientos están apuntalados en un equilibrio muy precario y que una minúscula chispa furtiva llega a desencadenarlos misteriosa e inevitablemente.
    Y el botiquín lleno de tiritas se revela insuficiente para tanto derrumbamiento.

    muacks!

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  5. Es un triste consuelo saber que alguien por ahí se siente exactamente como tú! No sabes lo que te entiendo!

    Pero de verdad que creo que a base de insistir con los parches se acaba consiguiendo hacer desaparecer ese dolor. Probablemente con más tiempo del que nos gustaría pero desaparece. Es sólo que se te ha caído pronto! ANIMO. A poner otro, coger el paraguas y chapotear en los charcos mientras deja de llover!

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  6. Si te obligas a salir, a hacer cosas, en definitiva a parchear...duele ...menos rato.
    Animo valiente.

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  7. Parchear un poco esta bien, hace que amplies la perspectiva y cuando te enfrentes a al sufrimiento de nuevo sea algo menor, al menos a mi me sirve.

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  8. Doctora, así me gusta, siempre optimista!Aunque los "imprevistos suturanes" son menos frecuentes que los otros, me temo... ;P

    La Riveiro, recibido, corto y cambio ;P (y gracias)

    Pues Babilonio, si ya estás en ello,tienes muchoa delantado porque el principio es la mitad de todo. AŃIMO!

    Y tú que lo digas, Raindrop, y tú que lo digas!

    Ahi estamos, N(I), chapoteando. Ánimo a ti también!

    Gracias Pseudo!

    Apple, si yo no digo que no, parchear sirve, es verdad... lo que pasa es que cuando te arrancan uno de los parches, así, de improviso y te das cuenta de que en la herida de debajo aún no había costra y todavía sangra, pues fastidia... fastidia ver que tú ahí venga a parchear y a parchear y aquello no cicatriza ni a tiros!

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  9. Ánimo Speedy, no te nos pongas melancólica... ;)

    Hay un personaje histórico, creo que era Buda (tranqui, no es normal que cite a Buda cuando hablo), que decía que en la vida el dolor es inevitable, pero el sufrimiento no (más o menos, no sé las palabras exactas). Es decir, que te pueden pasar algunas cosas malas, pero siempre se pueden superar con optimismo y recordar que esas cosas malas solo suponen una pequeña parte de nuestra vida. Si les prestamos mucha atención parecen más grandes, pero si solo les prestamos la atención justa, vemos que no son para tanto.

    Nos leemos!

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  10. Y a veces un parche se convierte en otra cosa...y pufff!!! todo cambia.

    La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida;))

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  11. Tarambana, gracias. No sé... todos tenemos nuestros días, seguro que hasta los optimistas como tú (que citan a Buda ;P) flojean alguna vez, ¿no? XDDDD

    Adalias, a ver si es verdad... porque tanto parche pa'na es tontería, eh? XDDDDDDDD

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  12. Estoy empezando a pensar que tanto para la felicidad como para el sufrimiento miramos para el lado equivocado, no sé, es un presentimiento (que a veces también pienso).
    Por cierto, el Facebook es un invento del diablo, así que ya sabes a quien preguntarle ;)

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  13. A mí que me registren, YO NO inventé el Facebook, que me da pavor eso XD

    Me he sentido identificado con este escrito. He comparado alguna vez nuestro interior con una presa que tiene filtraciones de agua. Vamos taponando esas grietas lo mejor que podemos, pero hay momentos puntuales en que ya no tenemos control sobre ello y la presa se viene abajo.

    En la vida se sufre a la fuerza en algún momento dado. Lo importante es saber canalizar ese sufrir y relativizarlo.
    Como dijo el sabio, las lágrimas son la prueba evidente de que estamos vivos.

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  14. En mi caso los parches son para evitar un gran dolor, pero a veces más vale pasar por ello y solucionar el problema raiz que estirarlo con autoengaños. Pero no es fácil y se han de tener un par de ovarios... Ánimo!

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  15. Pues no sé, Papacangrejo, igual es eso, que miramos por donde no es.

    Sí, sí, ya, ya, JuanRa, eso dices tú del Facebook, pero quien sabe... ;P

    y sobre la presa, pues sí... taponamos las grietas como podemos, hasta que hay demasiadas para poder taponarlas. Eso será ;P

    Azahara, pues sí, cuando se puede solucinar... pero no siempre se pude

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  16. Pufff, has dicho la frase más demoledora EVER: "es lo que hay"

    Por suerte siempre hay cerca gente que te quiere para reponer las tiritas más gastadas...un besazo!!

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  17. Pues Bich, demoledora no sé, pero útil seguro. Si pudiéramos aceptar rápidamente que "es lo que hay", sufriríamos menos... bss tb para ti!

    Speedy

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  18. Qué razón tienes con lo de los parches! a mí también me pasa algo parecido... la vida últimamente no se está portando muy bien y los parches incluso dejan ya de pegar de tantas veces que he tenido que usarlos.

    Aun así, no queda otra que seguir adelante y disfrutar de las pequeñas cosas buenas... con esa superlupa de 16 aumentos que siempre es necesario tener bien cargada! ;-)

    Ánimooooo!!!

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  19. El desamor es lo que tiene. Pero todo se supera, ¡ánimo! (ya estás en mi lista de enlaces, por cierto). Bueno, me voy de fiesta ver si me enamoro o qué -va a ser "o qué"-. Hay que dejar el masoquismo atrás, pero esto es un proceso de madurez, o que no queda otra, pero lo tiene que lleva cada uno con su tiempo, unos lo consiguen superar antes y otros después, pero no se trata de batir récords sino de aprender para ser más feliz. La soltería está infravalorada. =D

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  20. Pues nada, N (II), si los parches dejan de pegar, pues habrá que comprar otros... pero de una manera o de otra hay que tirar pa'lante, así que ánimo tú también.. ¡y al toro!

    Julio, no sé si "dejar el masoquismo atrás" es madurez o supervivencia, pero sí, hay que hacerlo ;P Y bueno, si sólo tuviéramos mal de amores tira que te va... la cosa es cuando eso se suma a otras cosas.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.