domingo, 3 de julio de 2022

Journaling o not journaling, esa es la cuestión

Buscando no sé qué el otro día me topé con mis diarios, los que llevaba antes de que este blog colapsara un poco mi vida escritora. No pude evitar la tentación de releerlos, claro y eso que eran 8000 tomos al estilo de los Episodios Nacionales. Y después de varias horas de revolcarme en la vergüenza más absoluta por todo lo que contaba y lo pava que era, saco varias conclusiones:

1º.- ¡Madre mía! El ritmo al que mueren mis neuronas es mucho más que preocupante. No me acordaba de prácticamente NADA de lo que se dice en esas páginas. De algunos pasajes me quedaba una idea borrosa y desdibujada de las sensaciones, de las emociones que habían acompañado esas vivencias. Pero lo hechos concretos, las conversaciones, mi reacción... estaban totalmente borradas de mi mente. TAN borradas que muchas veces pensaba: esto no pudo pasar así, es imposible. Fijo que no me dijo eso. Segurísimo que no le contesté aquello. Sin embargo sé a ciencia cierta que yo no inventaba nada en esos diarios, así que tiene que ser verdad. Y yo flipo con como era mi vida en algunos momentos y como he podido olvidar por completo cosas que en su día me arrasaron, para bien y para mal.

2º.- Lo cual me lleva al punto siguiente: el refranero tiene razón, el tiempo todo lo cura. Me sorprendió releer sin problema ninguno putadones que me DEVASTARON en su momento y que me tuvieron fuera de juego varios años. Que me dolieron tantísimo durante tantísimo tiempo que no podía mirar determinadas fotos o toparme con ciertos mensajes sin llorar una semana entera. Y sin embargo ahora no me causan ninguna emoción, ni siquiera resquemor o melancolía. Simplemente me da la sensación de que le ocurrieron a otra persona. 

Y lo que me sorprende más, si cabe, es que fui incapaz de releer pasajes de mi vida que me enfadaron, que me enfurecieron, pero que no me destrozaron al nivel de los putadones del párrafo de arriba y que, desde luego, tardé mucho menos en superar. Esas partes me las tuve que saltar porque sabía que me iban a dejar tocadísima, que el cabreo iba a bloquearme durante horas. Lo que son las cosas, oye.

3º.- De nuevo, ¡madre mía! Las cosas cambian a la velocidad de la luz. En el día a día no nos damos cuenta, pero visto con perspectiva vamos a mil por hora. Un martes a las siete Zrutanita es tu mejor amiga y dentro de dos jueves es la zorra máxima que te está queriendo amargar la vida. Que en tu recuerdo es como, "esto siempre fue así" o "pasaron los años y las cosas cambiaron" y de años nada. Meses. O incluso semanas. De flipar. 

En los blogs (cuando la peña escribía, quiero decir, ejem, ejem) también se notaba muy bien ese paso del tiempo y la evolución de las cosas. Leías a gente enamorarse, separarse, volver a encontrar el amor, cambiar de trabajo, encontrar nuevas aficiones, modificar sus rutinas. Pero era algo mucho más gradual, ralentizado, como en etapas mucho más largas. En la vida en 3D, pim, pam, pum, bocadillo de atún y leído todo de golpe en el diario te deja alucinada. Yo me quedé loca.

4º.- Dejé de escribir diarios porque empecé a soltar mis rollos aquí. Me parecía lo mismo, pero ni de coña. Esto es otra movida, no sólo por la forma de expresarlo (que por supuesto) sino por las cosas que se cuentan. Yo aquí soy muy yo, pero aún así como mucho podría considerarlo un diario de mis pensamientos, de mis estados de ánimo. Esos más o menos al final salen todos por aquí. Pero el nivel de detalle de los HECHOS que provocan esas emociones no tiene nada que ver con los diarios y al final, cuando relees, para entender tu sentimientos tienes qué recordar qué los provocó. Y eso en el blog miau.

Conclusión: tengo que empezar a escribir diarios otra vez. Y vosotros diréis: pues muy bien, ¿y a nosotros qué? Pues porque igual así os libráis de chapas como esta. Bien mirado, os conviene. ¿Votos a favor?

4 comentarios:

  1. Alguna vez he releído mis diarios y me ha pasado como a ti.
    Yo voto porque hagas lo que más te apetezca, el caso es escribir. Pero a mí tus chapas no me molestan, que conste.

    Besos.

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  2. Tienes que hacer lo que te apetezca. Ni más ni menos.

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  3. Guardo mis diarios papel y tampoco los veo muy distintos del blog. Los guardaba en un armario sin llave por lo que tambien escribía a media voz pq cualquiera podía leerlos.
    Y tu sigue escribiendo por aquí o iré a buscarte.
    Bssssss

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  4. Devoradora, diarios y vergüenza van casi siempre juntos.

    Cabronidas, sí, puede ser.

    ECDC, los míos tampoco estaban bajo llave y aún así escribía a lo loco. Si alguien los lee me muero y sin embargo dudo muchísimo que a nadie le interese leer semejantes chapas, ese es el mejor candado jajaja. No hace falta que vengas a buscarme, la idea es añadir, no cambiar una cosa por otra

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.