miércoles, 7 de abril de 2021

Atascazo pandémico

Si os digo la verdad, lo más estresante del negocio superheroico no era arriesgar tu vida para vencer a supervillanos o para salvar el mundo. No. Lo peor eran las esperas. Es decir, que las batallas podían ser duras y que te dieran pa'l pelo y te dejaran lleno de moratones y con siete huesos rotos y eso, como podéis imaginaros, no era la panacea, pero al menos ya estabas allí, metido en faena y que fuera lo que tuviera que ser. Pero esperar en tensión máxima, cagado de miedo por no saber exactamente la que se te venía encima y con la presión de tener que estar a la altura y salvar el planeta de su destrucción total era una tortura china. Para todos, además. Aquí unos superhéroes pueden ser más experimentados, más serenos y menos dramas unos que otros, pero en el fondo todo perro pichichi lo llevaba fatal.

-Ayyy, de verdad, pero ¿cuándo va a aparecer de una vez Villano de Turno? Ahora aquí tocándonos los aparejos y luego todo son prisas.

-Bueno, Masa, qué le vamos a hacer son gajes del oficio.

-Ya, SuperMan, pero es que por muy entrenados que tengamos los nervios así es imposible mantener unos niveles de cortisol saludables. Que luego habrá una cuenta atrás de 3 minutos antes de alguno de estos cabritos lance su rayo destructor contra una ciudad llena de inocentes y nos haría buena falta todo este rato que estamos perdiendo ahora para conseguir evitarlo.

-Spiderman, asúmelo, te pagan más por esperar preparado que por saltar de edificio en edificio. Es así.

Aguardar perdiendo un tiempo que luego iba a ser crucial era el agobio máximo. No podías adelantar nada, no había nada que pudieras hacer en el presente para ayudar a tu angustiadísima yo futura. Es más, parecía que te estabas riendo en su cara desperdiciando unos minutos que ella iba a necesitar,  nunca mejor dicho, a vida o muerte.

Bueno, pues una sensación muy parecida me está regalando a mi este apocalipsis pandémico. La CoronaMovida mierder me ha cogido en mal momento, ya con unos añitos y después de un Jamacuco Supremo que por lo que parece va a tener segunda parte, y el temporizador de la vida se me ha puesto en modo cuenta atrás. En plan "colega, espabila, que sigues sin avanzar de pantalla y a la partida del videojuego cada vez le queda menos". Tengo la impresión continua de tener un lista interminable de tareas, para las que ya iría justa de tiempo de normal, pero que encima no puedo empezar porque siempre hay alguna CoronaPega en formato restricción. Iría a tal sitio, pero estamos confinados. Me apuntaría a esto, pero l han suspendido porque no se permiten las reuniones de más de seis personas. Intentaría hacer nuevos "amiguitos" pero la distancia de seguridad ya tal. Qué os voy a contar que no sepáis...

Para mi lo peor de la parálisis pandémica no es no hacer nada, sino saber que todo este tiempo desaprovechado luego te va a faltar. Es como estar atrapada en un atasco monumental poniéndote tarquicárdica porque llegas tardísimo al curro: sufres por el atascazo y porque vislumbras en el horizonte los marrones que te van a caer encima por el retraso.

Puto bicho, me tienes hasta la pepitilla. ¡¡VETE YAAAAAA!!

3 comentarios:

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.