domingo, 7 de diciembre de 2014

Pesimismo defensivo

Ya he contado más de una vez por aquí que el reverso tenebroso es fuerte en mí. Es un de los rasgos de mi personalidad que menos me gusta y aún así siempre he intentado sacarle un lado positivo. Por ejemplo en los años que pasé en la academia de superhéroes. En aquellos tiempos yo era la empollona más empollona de la historia de las empollonas y un cate suponía toda una catástrofe (lo que es la vida, ahora tengo tantos suspensos que me he hecho inmune. ¡Como cambian las cosas!, ¿eh?) El caso es que entonces hacía un examen, el reverso tenebroso se me apoderaba, salía de la prueba pensando que iba a sacar un cero y me pegaba la tira de tiempo cabreada como una mona por mi inutilidad. Luego llegaban las notas y la cosa nunca era para tanto, así que el disgusto adelantado terminaba siendo una red de seguridad ante disgustos futuros: por mal que hubiera ido el tema, siempre era mejor que un cero. Había motivos de alegría.

Esta técnica, tan científicamente dudosa como claramente efectiva, no convencía nada al resto  de mis compañeros. Decían que la mitad de las veces me enfadaba en balde porque el cate no terminaba de llegar y que era mejor afrontar los problemas cuando ya se hubieran producido, no antes. A mi me habría encantado eso de "cruzar ese puente cuando lleguemos a ese río" pero como no era capaz, lo que hacía era sacarle algún beneficio a mi negatividad. Por lo menos que me sirviera para algo, ¿no?

Bueno, pues después de tanta crítica y reproches estudiantiles resulta que no me he inventado yo esta estrategia. De hecho, es una práctica tan común que hasta tiene nombre científico: el pesimismo defensivo. La cosa va de imaginarse el peor de los escenarios posibles y darse cuenta que, incluso si pasara. tampoco sería para tanto. Por lo visto eso hace nuestros temores más manejables porque nos damos cuenta de que todo tiene remedio menos la muerte. Que bueno, visto así, pues claro, ¿no?

El problema de esto es que no sirve para determinados momentos de la vida. Cuando te toca empezar de cero (más de cero que nunca) lo que necesitas es informarte bien, sopesar pros y contras, prepararte al máximo y, al final, jugártela a todo o nada. Hay que decidirse, cruzar los dedos y esperar que este nuevo camino lleve por fin al destino correcto. Necesitas valentía, arrojo y kilos y kilos de confianza porque, si no, jamás te atreverás a dar el salto. Aquí imaginarse el peor de los escenarios posibles no sirve más que para cagarte de miedo. Y si hay algo de lo que voy sobrada ahora mismo es precisamente de eso...

Así que sí, soy plenamente consciente de que mi sofisticada técnica no es tan efectiva como me pensaba. Pero qué difícil es quitarse las viejas costumbres, ¿verdad?

7 comentarios:

  1. Yo soy igual, y la verdad es que me funciona muy bien. Todo lo planeo desde el peor escenario posible, porque siempre puede pasar. Así, cuando hace dos años me quedé sin trabajo, sin pareja, sin dinero, y sin futuro, me di cuenta de que podía salir de esa, porque lo peor que podía pasar ya estaba pasando y yo, estaba más que preparada, después de tantos años de pesimismo.
    Así que me levanté, sacudí y a tomar al toro por los cuernos. Todo salió muy bien, hay que decirlo. Y sin pesimismo, tal vez no habría sucedido así.

    ResponderEliminar
  2. "prepárate para lo peor, espera lo mejor"... ésa sería la técnica más equilibrada (dicen algunos q viene de un proverbio ruso y si alguien era fatalista eran ellos).
    En todo caso, "valor y al toro", "a por ellos que son pocos y cobardes!" y "caña al mono que es de goma"... Yo que tú, me lanzaba de cabeza (incluso aunque eso signifique abrírsela), que el que se tira por la ventana incluso si luego acaba estrellado mientras tanto está volando.
    Un besote de tu lector,
    rafarrojas de La Nada y la Fuga

    ResponderEliminar
  3. Nunca se empieza de cero, querida, "lo que haces te hace" que decían los antiguos masones. En caso de duda mejor un paso adelante que uno hacia atrás, mejor en grande que en pequeño y "no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió" como cantaba Sabina.

    Animo a sacos llenos y abrazos a puñaos!!

    ResponderEliminar
  4. Esta mañana estuve escuchando a Gabilondo y dijo una cosa muy acertada. Nos recordaba que esto que está pasando actualmente (la actualidad en general), pues eso, que está pasando (se convierte en "pasado" por definción, no deberíamos darle más importancia de la debida), y que el futuro no está escrito así que merece la pena hacer lo que podamos para mejorarlo, aunque en un momento dado pueda parecer dificil.

    Por lo que leo de ti, creo que tienes cierta tendencia al agobio, pero también está claro que tienes voluntad y talento de sobra para conseguir cualquier cosa (no lo digo por decir, que alguien que lo mismo prueba el surf que la esgrima o que lleva una vida tan inquieta como la tuya, tiene que ser habilidosa y valiente por fuerza). Así que te pronostico muchos éxitos, (aunque también te pronostico unos cuantos agobios) :D

    ResponderEliminar
  5. Si no te haces ilusiones sufres menos. Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Ariadna, me alegro de que todo saliera bien. Puede que no hubiera sido así sin pesimismo. Pero también puede que sí, ¿no? Eso nunca se sabe

    Rafa, pues sí, eso habrá que hacer, está claro ;P

    ECDC, lo que haces te hace, pero parece que hay gente que eso le da igual, por desgracia. En fin, se agradecen los ánimos. Otro saco lleno para ti ;P

    Taramba, agobio yoooooooooo??? Qué va! jajaja No sé, puede ser. Lo que también puede ser es que cada uno tiene lo suyo en su vida y a veces lo de cada uno es mucho. Pero gracias, se agradecen esos pronósticos con éxitos (aunque sin agobios) ;P

    Susana, lo tienes claro, ya lo veo...

    ResponderEliminar
  7. Todo se resume en eso de que si un problema no tiene solución no hay motivos para agobiarse, no se puede hacer nada, y si tiene solución tampoco hay que agobiarse porque se puede arreglar :)

    ResponderEliminar

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.