jueves, 23 de octubre de 2014

Las mates de la vida

Decir que tengo problemas sin resolver en mi vida sería un eufemismo. Lo más ajustado a la realidad sería decir que mi vida es un enoooooorme problema sin resolver. No es una queja, es una definición objetiva. En mi día a día hay muchos más asuntos en "working in progress" que medianamente encauzados. Muchísimos más.

De hecho, mi realidad me recuerda vagamente a los problemas de móviles que aprendía en mates cuando aún estaba en el cole. Esos de "un tren sale de Sevilla a las ocho y otro de Matalascañas a las 10. Si el revisor es cojo, el sol refleja en trayectoria oblicua sobre el techo del vagón y no te deja dormir porque te da directamente en los ojos y las manzanas verdes son mucho mejores que las rojas, ¡donde va a parar!: ¿qué día de la primavera se cambiaba la hora que nunca me acuerdo de adelantar el despertador y luego llego siempre tarde a trabajar a la mañana siguiente?" Os suena el tema, me imagino...

Pues bien. Es cierto que los números nunca se me han dado especialmente bien, pero es que ese tipo de ejercicios se me atragantó hasta lo indecible. No entendía NI PA-PA. Nada de nada. Me los explicó mi profe. Mis compañeros. La hermana de Speedymum. "Speedydad Potter y el misterio de la paciencia inexistente". Pero todo fue inútil. Aquello no había quien me lo metiera en la cabeza.

Y eso que yo me esforzaba a tope. Hacía todo lo que me decían.

- A ver, dibuja los trenes... ¿Pero eso es un tren a una hormigonera? De donde sale A. ¿Y donde está B después de hora y media? No ahí no, donde marco la X. ¡Donde MAR-CO LA X! Dame otro papel que de tanto remarcar la X he agujereado el folio...

Yo dibujaba los trenes, las vías, la gorra del maquinista y los cascos que te regalan para oír la película, pero la cosa seguía sin tener el menor sentido para mí. Por eso mi estrategia para sacarme la asignatura fue aprenderme de memoria las soluciones correctas, cruzar los dedos y confiar en que los ejercicios del examen tuvieran un enunciado parecido a los resueltos en casa. Hubo suerte y no tuve que estudiar en verano.

Una pena que esa técnica no sirva para aprobar las mates de la vida...

6 comentarios:

  1. En ese tipo de problemas mis resultados invariablemente implicaban bastantes muertos y varios millones de euros en bienes materiales.

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  2. Ja, ja, ja.....
    Clramente....eras de letras.

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  3. Para mi lo peor eran los planos inclinados
    con su factorización de fuerzas y sus kilopondios
    y mira lo que son las cosas
    ahora me vendrían bien
    para calcular
    este deslizamiento por la pendiente
    sin rozamiento
    que padezco.

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  4. Yo he llegado a la conclusión de que a la gente que le molan las mates tienen peor conversación, son más aburridos y carecen de imaginación... pero les va mejor en la vida.

    Lo de los trenes era chungo, pero no olvides esos problemas tipo "Si el hermano menor de Manuel le saca 11 años a la prima de Esther y Esther es más alta que Manuel, ¿cuánto pesa su abuelo paterno?"

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  5. La vida no son mates, son letras, poesias, cuadros... sin una solución universal y muchas maneras de leerla, entenderla, mirarla... (a mi me martirizaban los problemas de grifos que echaban agua) Con humor y mucho amor: te deseo lo mejor con los versos de tu vida

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  6. Holden, en casos como estos los daños materiales (y mmentales) son inevitables jajaja

    Pseudo, ya lo puedes decir ya...

    Loqueleo, yo de los planos inclinados ni me acuerdo... fíjate tú lo que impactaron en mi vida ;P

    Doctora, pero aún los problemas de de hermanos y amigos eran más entretenidos porque te podías inventar una historia con ellos como protagonistas jajaja

    Yomisma, los problemas de grifos eran otros horror!! jajaja (Y gracias!)

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.