sábado, 1 de agosto de 2015

Dándole a la tecla

Como ya os podréis imaginar, esto del superheroismo extremo es una de las profesiones más eclécticas que existen. Porque aquí parece que está toda la peña muy especializada, y que si Superman vuela y la Masa rompe muros y ElasticGirl se estira como el chicle, pero a la hora de la verdad lo que somos todos es superhéroes-orquesta porque nos toca hacer un poco de todo. Salvar el mundo y proteger a los inocentes es una tarea complicada para la que necesitamos todos los recursos que podamos obtener. Nunca se sabe lo que te puede ser útil en momentos cruciales para la Humanidad.

Así las cosas, ya supondréis que están los cursos de reciclaje suyperheroico hasta la bandera. Hay de todos los tipos imaginables: vuelo rasante, salto deportivo de rascacielo en rascacielo, técnicas para aminorar la resistencia del aire en movimientos a velocidades supersónicas... En fin, lo normal en este oficio.

De todas formas, también se organiza formación menos ortodoxa, porque oye, nunca se sabe. Yo, como ha quedado claro en este blog, soy una de las fijas en esas clases. He hecho teatro, improvisación, submarinismo, esgrima, lengua de signos, surf, alemán... casi de todo, vaya. Y aunque parezca mentira cada una de esas cosas ha sido alguna vez la clave para vencer a más de un supervillano, así que siempre me parece una gran idea meterme en un curso nuevo.

Mi última "adquisición" es la mecanografía. Que eso en los combates cuerpo a cuerpo igual no lo uso mucho, pero no sabéis la de papeleo que hay que rellenar en este negocio y la montaña de informes que tenemos que redactar (y más después de entrada en vigor de la nueva normativa europea.) Con mi velocidad tortuguil de tecleo tardaba mil años en cada uno, lo cual me sacaba de quicio, acababa con mi paciencia y me ha quitado una década de vida útil, tirando por lo bajo.

Pero ahhhhhh, queridos lectores, todos esos dramas se acabaron, porque ahora estoy aprendiendo mecanografía para escribir tan rápido como me muevo. Me las prometía yo muy felices pensado que, como llevo toda la vida dándole a la tecla en plan cutre, automatizar el proceso no iba a ser muy difícil. ¡¡¡¡JA!!! Mis lolailos 33. Se me da mal. Fatal. De pena. Y os diré por qué:

-Primero y principal tengo un millón de vicios adquiridos después de años y años de teclear sin orden ni concierto. Nunca puse los dedos donde tocaba y ahora no hay manera de acostumbrarme. De puro usarlas hay letras que sé donde están sin mirar, pero otras no hay forma humana (ni superheroica) de que se me metan en la cabeza. Lo cual me lleva directamente al punto siguiente.

-Me hago unos líos con el orden de las letras de flipar. Supongo que en el pleistoceno superior alguien muy listo diseñó esa disposición pensando en las que se usan con más frecuencia o en las que aparecen juntas más a menudo. Pero a mi nadie me ha explicado eso y yo como buena española he pasado de leer las instrucciones y he saltado directamente a los ejercicios. Que igual encontrándole el orden lógico al teclado adelantaba algo, pero oye, yo no, yo ahí a lo bruto, como los buenos.

-Si tengo que pensar donde está cada letra para no mirar abajo sino a la pantalla necesito estar concentrada y mis niveles de concentración empiezan a acercarse peligrosamente a cero. Esto es algo que ya había notado durante el curso porque tardaba mil años en quitarme de encima cada marrón de la Supermovida. No había manera de centrarse, iba de lado a lado haciendo mil cosas a la vez sin terminar ninguna y distrayéndome con el vuelo de una mosca. Pensaba que era cansancio o estrés pero las clases se han acabado y yo sigo igual de disfusa o más, así que debe de ser otra cosa. Vete tú a saber el qué, estoy ahora como para centrarme en encontrar el motivo.

Total, que voy de pena, pero no voy a desesperarme, que acabo de empezar. Ahora le pregunta es: ¿es esta entrada una parte de mis deberes de mecanografía? Puede ser. ¿Cuánto he tardado en teclearla? Nunca lo sabremos. Y mejor que siga así.

6 comentarios:

  1. Es verdad que se ahorra muchísimo tiempo dándole a la tecla economizando movimientos. Mi jefe escribía a dos dedos casi tan rápido como yo, que aprendí en clases de mecanografía (gracias a que aprendí así no he cogido mala costumbre). Intentó aprender mecanografía porque le molaba cómo lo hacía yo y se rindió. Es muy difícil. Lo peor son los ejercicios, tenía hasta músculos en los dedos xD
    No hay nada peor que haber cogido una mala costumbre, pero ya verás como lo consigues. La finalidad es economizar y automatizar y no es tan difícil, ya verás ;)

    Cada vez será más difícil escribir "bien" porque ya aprenden a usarlos desde pequeños, escribirán super rápido pero no tendrán la super técnica xD

    Ánimo!

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  2. Yo creo que has escrito con los dedos de señalar y mirando al teclado XD

    ¡Ánimo! La mecanografía es un coñazo pero ya verás que luego te resulta muy útil. ¿Te hacen taparte las manos con una toalla para que no mires?

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  3. Pues adquirir supervelocidad tecleadora es un superpoder muy chulo, así que espero que vayas acostumbrándote a esto de la mecanografía.

    Yo hice medio curso con un programa de ordenador hace tiempo, pero la verdad es que nunca llegué a aprender. Hoy escribo bastante rápido con los dos deditos de rigor, pero reconozco que sería infinitamente mejor saber hacerlo bien: con todos los dedos y con velocidad.

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  4. Misa, no me des esos ánimos, joooo!! jajaja

    Holden, has acertado de pleno en lo de mirar al teclado ;P

    Tarambana, tú nunca llegaste a aprender? Uyyyyy, mala señal para mi jajaja

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  5. Cuando era pequeña estuve varios meses en una academia. Por aquel entonces no tenía ordenador, pero sí máquina de escribir (yo es que desde muy niña sabía que quería ser escritora, luego me he quedado por el camino, pero bueno).

    La cosa es que lo dejé y como lo que escribía lo hacía siempre a mano lo olvidé todo y cuando años después me hice con mi ordenador era patético verme escribir, era el hazmereír de mis amigas.

    Hoy escribo bastante rápido, pero mirando el teclado y con los dos dedos. A veces hago la prueba de no mirar, y la verdad es que, aunque voy más lento, no suelo equivocarme, sé dónde están las letras. Pero vamos, que al final siempre acabo mirando el teclado, voy así mucho más rápido.

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  6. Yo aprendí en uno de los últimos años de instituto, allá por la prehistoria. Mi madre se hartó de mecanografiarme los trabajos y me mandó a una academia. Las máquinas de escribir no tenían rótulos en las teclas, eso sí las de la fila "inicial" eran de otro color (asdf y jklñ). Así aunque mirases no había nada que ver. Unos auriculares nos dictaban lo que había que teclear, y conforme avanzabas de nivel iba más rápido (pasando de deletrear a hablar a velocidad normal, en los niveles más altos). Las dos primeras semanas teníamos enfrente un panel luminoso con el teclado, que se iluminaba con cada letra que se decía, de forma que te aprendías el teclado muy rápido. Fue tan efectivo que yo me equivoco si miro dónde estoy tecleando... y lo bueno es que puedo escribir leyendo lo que tengo delante, o copiar cosas sin mirar la pantalla.

    Animo que ya verás que tras los primeros días la cosa mejora. Eso sí, hay que ser constante! (yo iba cada dia los dos primeros meses)

    Anónimo F

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.