miércoles, 22 de julio de 2015

Money, money, money

No sé... a lo mejor estoy intentado batir algún récord y no me he enterado, porque llevo una temporadita que... ¡madre del amor hermoso!

Habría mucho que contar, así que me voy a centrar en la razón que mueve el mundo según Liza Minnelli en Cabaret: el dinero. La pela es la pela, sobretodo cuando no se tiene, lo cual viene siendo el mal que aqueja mayormente a mi economía doméstica. Mi situación de prebancarrota perpetua ha digievolucionado a un estado superior más preocupante en el que hay bastante más de bancarrota que de pre. Y la cosa está empezando a ponerse realmente turbia.



Pero como esto no era suficientemente malo y a mi me gusta darle emoción a la vida estoy viviendo el verano con más catástrofes económicas desde que se tienen datos registrados. No acabo de recuperarme de un disgusto pecunario, que ya me viene otro de frente. Lo que viene siendo un no parar, vamos.

-Primero sufrí intoxicación bodorril por sobreexposición a bodas y celebraciones varias. Que ya se sabe que lo malo de estas patologías  no es la patología en sí, sino los síntomas asociados (vestidos, peluquerías, zapatos, bolsos, regalos, más regalos...) que conllevan la expulsión de dinero a chorro y de forma completamente incontrolable.

-Tampoco me libré de otro de los males que suele relacionarse con la intoxicación bodorril: sobredosis de despedidas de soltera. He perdido la cuenta de a cuántas de ellas estuve expuesta, pero sí que tengo claro que de una volví roja fosforita y de casualidad. Y digo que volví de casualidad porque casi no vuelvo. Y es que en esa despedida hicimos muchas gracias, entre ellas perder el avión, con lo que hubo que comprar un billete de última hora a precio de oro. Justo juuuuuuuuuuuusto lo que le venía mejor a mi maltrecha economía.

-Como no me parecía suficiente pagarle la universidad a los hijos de los jefazos de las compañías aéreas ahora también voy a contribuir a sostenimiento del sector de la telefonía móvil. Un amigo de lo ajeno, sin pizca de corazón pero con una extraordinaria agudeza para localizar el único objeto de valor de mi bolso, me mangó el otro día mi estupendérrimo móvil nuevo. Después de pasar siglos en el ostracismo comunicativo total sin whatsapp, ni internet en el teléfono ni nada de nada, por fin había conseguido ponerme al día con un PRE-CIO-SO terminal blanco que hacía de todo menos prepararme el café por las mañanas. Bueno, pues tres meses me da durado lo bueno.Ahora algún cabrito me ha levantado el móvil y yo he tenido que volver a mi viejo Nokia con el que sólo puedo llamar y mandar sms. Y para colmo empieza a fallarle la batería. Que esos teléfonos son inmortales pero los años no pasan en balde...

En fin, así está el tema. Y aún no ha acabado julio, mes de pago de alquiler, IVA, IRPF y demás torturas chinas disfrazadas de cargas impositivas, así que a saber que otros disgustos económicos me quedan por delante.

Yo, por si acaso, lo voy diciendo: Tuerto, ¿estás por ahí? ¡¡Pues deja de mirarme!!

3 comentarios:

  1. ¡Alaaaaaa! Que mala suerte, putos rateros... Espero que termine esta mala racha, o que encuentres al tuerto y le saltes el otro ojo. Eso no te va a dar dinero, claro, pero ¡uy lo que te va a aliviar!

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  2. Pues espero que te lo hayas pasado bien en las bodas y en las despedidas.
    Y también espero que al ladrón de móviles le de una diarrea explosiva como castigo del destino por haber robado el teléfono (por cierto, pregunta en la tienda o en la policia, pero creo que los teléfonos estos nuevos tienen un código que pueden poner desde las compañías para inutilizarlos a distancia, cosa buena para que el ladrón no use el teléfono para algo ilegal).

    ¡Buen verano!

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  3. Sí, Holden, sí, lo de ir saltando ojos por ahí ya se me había ocurrido, ya... así que no me animes, que me falta el canto de un duro para empezar con esa técnica y hasta ahora siempre he sido partidaria de la no violencia. ;P

    Tarambana, sí, sí, fue lo tercero que hice: primero bloquear la línea para que el listo ese no llamara a mi costa. Luego poner una denuncia ante la policía y después bloquear el terminal. A mi el listo ese me habrá mangado el movil, pero lo va a usar como pisapapeles porque para otra cosa no le va a servir.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.