¡Buen finde!
Con independencia de la edad que se tenga, siempre quedan por delante primeras veces de algo. Y yo, a mis taitantos, el otro día tuve una: mi primera manicura, chispas. No sé por qué no me había introducido antes en el intricado mundo de cuidado ungueal. Supongo que estaba habituada a un desastre de uñas al más puro estilo Speedy la Chapucera, con esmaltes mal distribuidos, picos no totalmente limados y formas cuanto menos sospechosas. Simplemente no pensaba que hubiera vida más allá. Y un día de repente, viendo las impecables y brillantes uñas de casi toda la peña, pensé: ¿Por qué yo no? Y me fui a uno de los trillones de millones de establecimientos que hay ahora a cada paso dedicados a esta materia.
Bien, como consejo general os diré que si vais a introduciros por primera vez en un proceso del que no tenéis ni idea, lo hagáis de la mano de alguien que hable vuestro idioma. Los gestos, las onomatopeyas y las miradas insistentes pueden llevar a malentendidos cuando no tienes ni idea ni del resultado que buscas, ni de los pasos que debes dar, ni de las indicaciones que, en teoría, alguien te está dirigiendo.
Como habréis supuesto ya a estas alturas del párrafo, yo no seguí esta simple recomendación. Yo me metí en un sitio donde una "amable" (o no tenía un buen día, quien sabe) ciudadana china empezó a gritarme cosas ininteligibles. Bueno, unas veces a mi y otras veces a su compañero de trabajo, una becario en prácticas que, a juzgar por los decibelios de la conversación, no iba a superar el periodo de prueba.
No lo iba a superar él como empleado ni yo como como clienta. Por lo que se deducía de la cara de la amable ciudadana asiática, yo no daba ni una. No ponía las manos de la manera correcta para facilitar su trabajo. Las sacaba antes de lo debido de las lámparas esas de secado rápido. Cuando quería la derecha, le daba la izquierda y al revés. No elegí el color lo bastante rápido. Lo que os digo, una nota de muy deficiente en la asignatura de manicura pasiva.
Y lo peor no es el complejo de perrito entrenando para dar la patita cuando se la piden con el que sales.de la tienda. Lo PEOR es sospechar que, entre esas indicaciones en idioma ininteligible con las que me ametrallaba la nipona, había más de un "¡inútil!" camuflado entre palabra y palabra neutra.
Las uñas bien, gracias.
Próxima búsqueda en internet: kit de manicura en casa.
No me interesa la decoración. En mi superguarida tengo cuatro cosas funcionales para dormir, sentarme, trabajar y colgar la ropa. No decoro las paredes con nada excepto que signifique algo para mi. Lo único que llama mi atención en el ámbito mobiliario es cualquier contenedor tipo baúl o taburete vacío donde guardar en secreto los millones de cachivaches inservibles que mi síndrome de diógenes no diagnosticado me impide tirar a la basura. Así que la única casa que me podría hacer ilusión amueblar sería tipo esta.
Si no sois de mi quinta no reconoceréis las imágenes de esta peli en la que un Tom Hanks niño se vuelve milagrosamente adulto. En un mundo de mayores se comporta como un chaval y, entre otras muchas peripecias, decora su apartamento con una cama elástica, máquinas recreativas y todo tipo de cosas molonas preadolescentes. Como yo lo era cuando vi la peli, para mi era el piso de mis sueños.
Soy de la resistencia que sigue llamando Twitter a X y no tiene pinta de que eso vaya a cambiar nunca, lo siento en el alma.
Soy de la resistencia que sigue resistiendo en esa (a veces) red social del demonio sin huir a Blue Sky fundamentalmente por pereza. Y también porque sé por experiencia que puedes intentar huir de las malas vibras, pero que por desgracia las malas vibras siempre terminan llegando a toda app con cierto tamaño, hagas lo que hagas y te pongas como te pongas. Así que para mejorar poco o nada me ahorro la mudanza, que es algo que odio tanto en el mundo digital como en la vida en 3D.
También os digo que yo no sufro demasiado el lodazal tuitero porque no escribo nunca y sólo leo a peña cuidadosamente escogida. Con unos estoy más de acuerdo y con otros menos, pero son gente de fiar que aportan algo en algún sentido. Yo ya aguanto demasiados lerdos fuera de internet para tener que hacerlo también dentro. Parafraseando a Ozores: "No hija nooooooooo".
En realidad, lo que más pena me da del destrozo que hizo Eloncio es que esa red ya no sirve para informarse tan bien como antes cuando pasa algo gordo. Todavía es mejor que la auténtica BASURA que nos tragamos en la mayoría de los medios convencionales, pero cuesta mucho más esfuerzo encontrarla. Mogollón de expertos guays se han ido o están sepultados por el algoritmo, que te obliga a comerte a toneladas ingentes de retromongers diciendo gigantescas sandeces que ni siquiera tienen la disculpa de ser graciosas antes de encontrar una aportación medio potable. Aún así, con mucha paciencia y siguiendo a cuentas adecuadas que retuiteen cosas interesantes, todavía se consigue entender un poco mejor el mundo que viendo la tele. Hay que aguantar la disonancia cognitiva, claro, y soportar puntos de vista contrarios a los propios, pero al final terminas sacando algo en claro y no sólo lo que un bando u otro te haya querido vender.
A pesar de todo ello, yo sigo leyendo Twitter porque de mil en mil años todavía encuentro alguien que dice algo gracioso o con lo que me identifico "cien por" porque "es que soy yo literal", que dirían los Z. O los Alpha, yo que sé, me hago ya un lío con la jerga de unas generaciones y otras. Así que voy a recoger aquí una compilación de mis últimos retuits más chachis, que hace mucho que no lo hago y me gusta guardarme esta cositas por aquí. Además el mundo tuitero ha cambiado mucho desde 2018 y se nota. Vamos allá.
Lo primero, una verdad fundamental, aunque ahora el azúcar sea el enemigo público número uno.
Es que, de verdad, por qué se empeñan en complicarnos la vida sin azúcar. Luego que tenemos la cabeza como la tenemos
Ale, por la sombra, bombones.
Fui la última española en tener whatsApp. Tras una laaaaaaaaaaaaaarga resistencia y muy a mi pesar, acabo de dejar de ser la última española sin Bizum y todavía estoy en la lucha con esto de la inteligencia artificial. Que sí, que ya lo sé, que es una batalla perdida, que es imparable, que cuanto antes la conozcamos y manejemos mejor. Pero qué queréis que os diga, le tengo manía. Me cae gorda, qué le voy a hacer. Por muchas razones.
Primero, porque ha llegado con mala educación, empujando y haciendo tareas que nadie le había pedido. "Estoy deseando leer el libro que escriba un robot", dijo NADIE NUNCA. Quiero máquinas que se ocupen de las tareas desagradables que yo odio, como recoger la cocina, fregar los platos y ordenar mi cuarto. Del arte, de la música, de la literatura, del cine, de las traducciones y de todo tipo de trabajo creativo ya me encargo yo, gracias.
Segundo, porque veo que se está desarrollando sin control alguno y hay muchísima probabilidad de que se nos vaya de las manos de mil maneras diferentes. Que se utilice sobre todo para el mal. Que nos haga perder capacidades humanas, intelectuales y sociales. Y que se le vaya la pinza y se de la vuelta a la tortilla, como hemos visto en tantas películas que estaban en la estantería de ciencia ficción y ha habido que moverlas a la de actualidad e historia contemporánea.
Y tercero porque... no sé, porque la IA muy lista para unas cosas y muy tonta para otras, ¿no? Yo soy objetora de conciencia y no la he utilizado casi, pero he visto muchos vídeos de gente usándola y bastante bluf aún. Muchas cagadas. Muchas inventadas (que diría nuestro presi). Muchos darte la razón digas lo que digas y según como se lo preguntes. Y un gran porcentaje de las veces bastante meh.
Ejemplo.
Yo niego el permiso para que mi navegador de internet use IA. Se lo pasa por el forro (mala decisión, conmigo así no llegas a ningún sitio, bonita) y a una búsqueda sencilla que el viejo Google de toda la vida entiende perfectamente y me da buenos resultados, la IA responde sandeces. Sinónimos de las palabras que yo he escrito. A ver. LISTILLA (nunca mejor dicho), si quisiera sinónimos, habría preguntado por sinónimos. Pero no lo he hecho, así que vete con tu listeza a incordiar a otro.
¿Y sabéis lo peor? Que de contestaciones correctas va escasita, pero el oído lo tiene perfecto. Y cuando ha escuchado que venía a reírme de ella aquí en el blog y necesitaba un pantallazo de la búsqueda para ilustrarlo, ya no ha dado las mismas respuestas otra vez. Silencio absoluto. Sin pruebas no hay delito, como el narco que tira la droga por el wc antes de que la policía registre su casa. Muy bien, listilla, muy bien. Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
Yo sólo os digo que ya estoy pensando un nombre molón para cuando empiece la guerra entre máquinas y humanos y yo tenga que ser la tía buena con pantalones de cuero negro que lidere la resistencia. Como Trinity ya es un nick cogido, ¿qué os parece Speedity?