sábado, 13 de mayo de 2017

El Efecto Cuchara

De mi último curro aún no he hablado por aquí porque tiene tela. Ya os contaré los detalles un día que tenga más tiempo. Hoy me voy a centrar en un fenómeno paranormal que se da en mi entorno de trabajo y que a mi me deja flipada. Lo llamaré el Efecto Cuchara.

A ver si consigo dar tres pinceladas para que cojáis el hilo sin soltaros una chapa.

-Mi centro laboral es un caos, porque desde allí se llevan muchos asuntos que implican a una gran cantidad de personas, la mayoría de los cuales son (para mas inri) despistados hasta la exasperación. Esto quiere decir que hay que acordarse de muchos (muchísimos) pitos y además estar al loro de que el que sea no te la líe en el momento menos pensado. Hay estrés, hay tensión y hay mogollón de imprevistos. El ambiente viene a parecerse un poco al barullo de un parquet de bolsa en hora punta, pero con asuntos superheroicos. Tal que así:
Lo del terremoto de China de mañana lo tienes controlado, ¿no? Pues acuérdate que la semana que viene tienes lo del tsunami de Japón, pero que no contarás para ir hasta allí con la nave de supervelocidad porque SpiderMan no te la ha devuelto aún (a pesar de que dijo que lo haría). Y llama a Batman y la Masa para recordárselo Y no salgáis muy pronto, que como no les gusta madrugar, igual perdéis el avión. Casi mejor llámales también a la hora que tengan que levantarse, no sea que se queden dormidos ¡Ah! Y ya sabes que el martes hay reunión, el miércoles convención y el jueves encuentro, pero el salón de actos puede que esté libre o puede que no. No lo sabré hasta el mismo día así que organízate como puedas. Y si al final se quedan 200 superhéroes acreditados compuestos y sin asiento, la vida es así, no la he inventado yo.

-Yo me dedico a unas cuantas tareas específicas que son MIS tareas. Nadie me ayuda en ellas. A la vez intento estar atenta a todo y enterarme de lo que se cuece por si hay que echar una mano para que todo vaya rodado, pero NO es mi obligación, es algo que hago extra. Y no soy omnisciente ni todopoderosa. Sin embargo, misteriosamente, se me piden explicaciones de todo como si todo fuera cosa mía. TO-DO
¿Hay patatas fritas en la despensa para la quedada-aperitivo de superhéroes? Los supertrajes tienen que estar planchados para antes del lunes a primera hora. ¿Que llueve? Hoy no me viene bien que llueva, no he traído paraguas. Haz que salga el Sol. 

- Pero lo más misterioso del tema es que se me piden explicaciones sobre el trabajo de los demás, a pesar de que yo no tengo NINGÚN tipo de autoridad sobre ellos. De hecho, tristemente, a mi la mayoría de la gente me toma por el pito del sereno. Laboralmente soy una cuchara porque ni pincho ni corto. Pero aún así tengo que responder sobre las tareas de otros que están sin hacer. ¿Y a mi qué me cuentas? Ya puedo decir yo lo que quiera que ellos harán lo que les de la gana.




Misterios sin resolver, que diría Iker Jiménez.

3 comentarios:

  1. Pues eso jode mucho, que te las pidan de lo tuyo vale pero de lo de los demás...

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  2. A veces en los trabajos son muy así: lo que haces bien pasa desapercibido, pero como se te olvide algo (incluso algo que hacías por deferencia, no por obligación) enseguida se sorprende todo el mundo...

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  3. PapaCangrejo, ¿a que sí?

    Tarambana, y tanto. Se sorprenden y otras cosas peores.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.