miércoles, 9 de noviembre de 2016

Mi trauma Disney

Sé que últimamente estoy muy pesada con lo de los kilos. Lo sé. Pero es que, como a estas altura seguramente ya habréis sospechado, en la crisis de insubordinación de mi báscula el problema de fondo no son los gramos polizones que se me han colado al abordaje. Eso me joroba, claro, pero no es el problema de fondo. El problema en realidad es que mi vida va mal. No voy a entrar en el detalle porque pa'qué, pero el caso es que tengo la tira de temas que no encauzo ni a la de tres. Eso me entristece, me cabrea, me indigna y me desespera a más no poder. Y por eso mismo, cuando junto a los megaproblemones que no consigo controlar ni a tiros me aparecen miniproblemillas tocacojones, se me llevan los demonios, porque pienso: "Si, hombre, ya  y qué más, lo que me faltaba". Y como son problemas mini y por tanto más o menos controlables, los intento sacar del terreno de juego cuanto antes, porque a menos bulto, más claridad. Y porque ya tengo suficiente con lo que tengo, ¿no?

El asunto de los kilos insubordinados está resultando mucho menos controlable de lo que yo me esperaba y me cabrea especialmente porque las películas de Disney de institutos americanos han hecho mucho daño. Me voy a explicar. En estas joyas del Séptimo Arte en el que el mayor problema de los personajes es encontrar una pareja para el baile, siempre se produce en algún momento de la trama un cambio de imagen que consigue que el/la prota, hasta ese momento prácticamente invisible, sea de repente listo, divertido, popular y seguro de sí mismo. Yo, como todos, he sido niña y por tanto influenciable y por eso estos prodigios de la gran pantalla han colado en alguna parte de mi subconsciente que un cambio físico siempre ayuda a que todo mejore. Una tontada, ya lo sé, pero es la tontada que Disney plantó en mi cerebro y que allí sigue. Y que es, seguramente, la principal responsable de que estos kilillos de más me molesten como me molestan.

Porque aunque mi yo realista sepa que es mentira, mi yo absurdo quiere creer que cuando alcance mi peso ideal mis problemas van a desaparecer mágicamente. Que cuando vuelva a entrar en mis vaqueros imposibles, la gente dejará de tomarme por el pito del sereno. Que cuando necesite un agujero más en el cinturón, los planes guays se multiplicarán. Que cuando baje dos tallas, me dará igual que determinadas cosas no vayan a pasar nunca.

Cuando mi báscula me de el ok (si es que llega a dármelo algún día) no me quedará otra que admitir que mi yo absurdo era un iluso y que nada de eso va a ocurrir por arte de magia. Pero qué queréis que os diga, ya cruzaremos se puente cuando lleguemos a ese río.

7 comentarios:

  1. El caso es que, al perder kilos te da tal subidón que te sientes estupenda, sonríes más, te cortas menos con el sexo contrario y SI, ligas más.
    Es lo que tienen los optimistas, la alegría llama a más alegría.
    Es un hecho.
    Conozco personas muy gordas o menos guapas que ligan mogollón solo por su alegría.
    Suelta lastre...y no los kilos que te sobran forzosamente.

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  2. PSeudo ha dado en la respuesta correcta. diviertete y disfruta y verás.

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  3. Lo que cuentas no es ninguna tontería, las cosas son así: quien diga que no se ha visto influido por la tele en mayor o menor medida miente, estoy seguro, y me parece que lo más sensato es reconocerlo como tu bien has hecho.

    Que aquí todos sabemos que lo importante está en el interior, claro, pero cuando salimos de una relación lo primero que intentamos es mejorar físicamente. Por si acaso tardan en ver nuestras profundas e interiores maravillas, supongo :P

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  4. Ahora mismo te daría un abrazo bien apretao.
    Pero, ojo, no un abrazo de esos de ay, pobrecita, toma unos mimos para consolarte un poco, anda. No, eso es cacadelavaca. Me refiero a un abrazo de ven p'acá, que no sé qué nos pasa, que nos sentimos mal por ciertas cosas y no acabamos de levantar cabeza, con la de cosas chupis que en realidad tenemos y somos.
    En fins. Abrazo compañero-comprensivo-solidario, te diría.

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  5. Me pasaba como a ti, esperaba que la báscula me diera el ok. Hasta que un día me di cuenta de que era más fácil darle el ok yo a ella :)

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  6. A todos, jajaja, qué curioso. casi todos habéis entendido la entrada por el lado del ligoteo y bueno, no me refería principalmente a eso. Aunque bueno, tenéis un poco de razón: el amor mueve el mundo.

    Pseudo, lo del subidón es verdad. Pero lo del cambio de imagen tiene también que ver con sentirte otra persona, con tener la oportunidad de empezar de cero, tomar decisiones distintas a las que solías... Yo creo, vamos.

    PapaCangrejo, sabio consejo.

    Holden, sí, aquí casi todo el mundo tiene su trauma heredado del cine y la tele... aunque no lo digan ;P

    Raindrop, mil mil gracias por el apoyo. Otro abrazo compañero-comprensivo-solidario para tí. ¡Y ÁNIMO!

    Doctora, buena táctica, me la apunto ;P

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  7. El pito del sereno, bien sé lo que se siente. ¡Ánimo!, aunque dar ánimos también sé que mucho no hace.

    Salud y saludos.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.